Opinion | 23 Nov Pocas veces es apropiado comentar sobre acciones o determinaciones de partidos políticos o alguna de sus agrupaciones, mas cuando el propio Presidente de la República lo hace, habilita entonces el intercambio de ideas.
Como se recordará hace algunos días el MPP, sector político al que pertenece el propio José Mujica, emitió un comunicado sobre el conflicto en la Franja de Gaza, donde cuestionaba la ofensiva de Israel calificándola de “genocidio” y “política de exterminio”. La misiva causó revuelo en ámbitos diplomáticos y políticos. El embajador de Israel, Dori Goren, calificó el texto de “repugnante”, en tanto la presidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier llamó a no “enrolarse como hinchas” en el conflicto.
Mujica, con su clásico estilo, lamentó que el MPP haya pasado por encima del propio canciller Luis Almagro --otro emepepista-- al que dejaron “regalado como perejil de feria”. La planta herbácea, junto al ajo, integran las ofertas más tradicionales de las ferias francas, y en esto se basó el comentario del presidente, quien agregó que “eso es lo que me calienta”.
Lo que ocurrió con el MPP fue un error de apreciación entre lo que era lícito y lo que era un exceso. Los sectores políticos uruguayos nada tienen que hacer exponiendo sus puntos de vista sobre conflictos que ocurren fuera de fronteras nacionales. Si alguien puede opinar debe ser un Estado o un grupo de Estados, como el caso del Mercosur. Pero no un partido político y menos un sector de un partido.
Si defendemos nuestra independencia, si clamamos que no haya injerencia extranjera en nuestras decisiones, flaco favor podemos hacernos a nosotros mismos si desde cualquier sector criticamos lo que ocurre al otro lado del mundo (sin estar al otro lado del mundo).
Y realmente malo debe ser cuando el más representativo integrante del MPP, el mismo presidente José Mujica sale a la opinión pública a expresar su desencanto y su rechazo a lo que sus pares han escrito y difundido, pidiendo además que hablen con el representante de Israel en el país para “aclarar los tantos”. No hay dudas que los conflictos bélicos mueven lo más sensible del ser humano y que ver la muerte rodar gozosa por Gaza y alrededores dejan impotentes a todos. Pero eso no implica que desde una organización partidaria haya que destratar a un país independiente con epítetos como los utilizados por el MPP. Este tipo de actitudes --si bien como dijo Mujica pueden ser obra de “algún muchacho que no midió”-- demuestran que hacia la interna de los partidos políticos hay mucho por hacer, mucho por transformar y mucho por aprender.