OPINIÓN

Locales | 25 Nov Otro enfoque negativo para la evolución del sistema educativo
Con enfoques diversos, de los distintos gobiernos de la post-dictadura uruguaya, se fue evolucionando en muchos aspectos en la educación, tendiendo siempre a nivelar hacia arriba, aproximarnos nuevamente a los países del mundo desarrollado, en cuanto a logros en nuestro sistema educativo.
Uno de esos últimos avances fue la incorporación al sistema de evaluación educativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la que mediante las pruebas PISA, ha permitido comparar y evaluar las capacidades de los estudiantes del nivel etario 15, de los distintos países en las cuatro áreas básicas de los conocimientos necesarios para la integración al mundo actual, en cualquiera de sus actividades.
En ese aspecto nuestro país no sólo no llegó a destacar, como sucedió en otros momentos de nuestra historia, sino que pasó a ocupar los rangos comparativos cada vez más bajos, no sólo a nivel mundial, sino también latinoamericano. Esto generó la lógica alarma y la preocupación de los anteriores Consejos de Enseñanza, en especial de la Educación Media, por revertir la situación.
Los intentos --que fueron varios desde diversos ángulos-- trataron aunque no siempre con éxito, de avanzar y modificar distintos aspectos y enfoques dentro del sistema educativo.
Surgió la necesidad, no sólo de formar docentes, sino de formarlos para su desempeño en el siglo XXl, la de educar desde el triángulo alumno - institución - familia, la de reorganizar el sistema administrativo, transformar las escuelas en centros de tiempo completo, la de revisar y modificar --según necesidades-- las áreas fundamentales de trabajo, en cada uno de los tramos educativos. La de proporcionar a las instituciones el personal necesario para su adecuado funcionamiento, recuperación de edificios y mobiliario, pero también es fundamental ampliar e insistir en la formación en valores, a efectos de formar ciudadanos responsables y respetuosos.
Existió entonces una real toma de conciencia de la pérdida de la calidad en el sistema educativo y la preocupación constante por la revisión de resultados y el planteo de las nuevas necesidades, a efectos de concretarlas paulatinamente, hecho que estuvo presente en el Codicen, hasta el ingreso del gobierno de izquierda.
A partir de ese momento los resultados de las evaluaciones PISA --destaquemos su valor e importancia por tratarse no sólo de pruebas a nivel internacional, sino además, por esa misma razón, externas a nuestro sistema educativo-- fueron no sólo desconocidas, sino desdeñados por los propios jerarcas del sistema educativo quienes en algunos casos, con el mayor de los desconocimientos, las consideraron irrelevantes y sustituibles por pruebas implementadas a nivel nacional.
Hoy nos encontramos ante esa realidad y con enorme sorpresa tomamos conocimiento de la paulatina sustitución de dichas pruebas PISA por las que implementará el Ineed (Instituto de Evaluación en Educación), que con nuevos parámetros intentará medir el desempeño de la enseñanza en nuestro país.
Pero ¡oh error!, las mencionadas pruebas se efectuarán para obtener indicadores de resultados y de procesos a efectos de encontrar con qué compararnos a nosotros mismos y eventualmente con procesos educativos más parecidos al nuestro, de acuerdo a lo manifestado por los sindicalistas de la educación.
Los datos serán los propios, sin fijarse en los resultados educativos de los otros países, fundamentalmente de los más avanzados en sus sistemas educativos, de aquellos, cuyos logros abren las puertas a sus alumnos para una vida sana y un desempeño adecuado, deseable y responsable en la sociedad que integran.
A partir de estas nefastas decisiones de las autoridades de la educación uruguaya, no sólo no sabremos cómo estamos posicionados en el mundo, del que participamos y aspiramos a hacerlo cada vez con mayor propiedad, sino que una vez más retrocedemos y ofrecemos cada vez menos oportunidades a nuestros jóvenes, pilares de la sociedad uruguaya.
Profesora licenciada Nelda Teske de Beneventano, edil del Partido Nacional