Deportes | 03 Dic Tenía que pasar y pasó. Cada vez que se llegan a definir los Campeonatos de Honor del básquetbol sanducero se dan estas situaciones ríspidas, que desembocan como ahora, en la suspensión de actividades.
Justo cuando las dos primeras finales entre Wanderers y Allavena habían reunido a un gran número de espectadores. Es como que el básquetbol mismo los rechazara, los alejara de las canchas.
El apasionamiento, las presiones, algunas “desprolijidades”, la agresión sufrida por el gerente deportivo de la Liga, Andrés Klein, lo que manifestó el presidente Edgardo Quequín sobre el retiro de confianza por parte de Wanderers, han sido las detonantes para esta suspensión. Y se podría agregar lo manifestado por un funcionario del botero que dijo ser amenazado.
La amnistía a Francisco Cabrera es una de las detonantes mayores de la molestía de la gente de Wanderers. Sobre el tema, no tenemos los elementos de juicio, y tampoco las potestades para poder precisar si la amnistía a Cabrera está bien o mal acordada.
Pero eso sí, lo que extraña que primero se le denegó la amnistía -de esto nos enteramos a través del propio presidente Quequín- y luego, a muy poco tiempo de disputarse el primer partido final, se conoció la habilitación al jugador. ¿Y ahora qué pasará? Como están las cosas, difícil vaticinarlo. “Chapatín”