Policiales | 29 Nov Las piezas óseas encontradas el martes en el amplio edificio de avenida España y Dr. Felippone fueron descubiertas y su hallazgo divulgado públicamente hace más de 15 años, según aseguró el periodista Daniel Maidana, quien, junto al fotógrafo Ruben Lanterna realizó en ese momento una cobertura del hallazgo para publicarla en EL TELEGRAFO.
Maidana recuerda detalladamente el momento en que, junto a Lanterna, se dirigieron al amplio edificio, ocupado en ese momento por la empresa Labranza S.A., con el propósito de confirmar el rumor del hallazgo de piezas óseas.
“Pensé que no nos iban a dejar entrar”, recuerda el periodista, pero, para su sorpresa, no había ningún tipo, de vigilancia policial o de otro tipo. Luego de presentarse y manifestar el motivo de su presencia, fueron recibidos por el gerente de la firma, Luis Alberto Elola, en su propio escritorio, quien le confirmó, efectivamente, que se habían hallado huesos en el fondo del tanque elevado ubicado en la plataforma superior de la torre.
“Ah sí, los huesos de los estudiantes de medicina, ¿querés verlos?”, recuerda el cronista que le manifestó el gerente de Labranza, para inmediatamente pedir a uno de sus empleados que los acompañara, junto al fotógrafo, hasta el sitio en donde se hallaban los restos óseos, aglomerados en el fondo del tanque. “Recuerdo claramente que tanto Elola como los empleados de la firma estaban totalmente al tanto de la presencia de los huesos, y lo consideraban algo natural ya que, según ellos, habían sido llevados, muchos años antes, por estudiantes”, añadió el periodista.
Una copia clave
Luego de que Lanterna tomara las fotos que acompañarían la nota a publicarse en el diario y las revelara, Daniel Maidana decidió conservar una copia de una de ellas y, al enterarse ayer de la noticia del hallazgo de piezas óseas y observar las fotografías, comprobó que coincidían plenamente con la que él tenía aún en su poder. En aquella oportunidad, las fotografías tomada por Lanterna fue exhibida a un médico, quien no dudó en asegurar que se trataba de piezas usadas para análisis, ya que uno de los cráneos presentaba un corte rectilíneo, bien perfilado, que los estudiantes acostumbran precisamente a practicarles.
Coincidentemente, en la década del 60, el local era cedido gentilmente por la empresa Elycsa, firma que explotaba entonces el local, para eventos educativos destinados a estudiantes universitarios de distintas ramas, incluyendo la medicina.
“Fue por eso que en ese momento no se le dio mucha trascendencia en la certidumbre de que todos sabían el origen de las piezas óseas”, señaló el periodista, quien redactó una nota en donde simplemente daba cuenta del hallazgo. “Sinceramente, la aparición de esos huesos no fue nada espectacular ni hubo ningún tipo de misterio, ya que no se sospechaba que estuviera relacionado con la dictadura ni tampoco con ningún hecho violento, porque la gente de la empresa Labranza conocía su procedencia”, aseguró por último el cronista.