Opinion | 01 Dic Los integrantes del grupo ecológico y defensor de los animales embarcados en la campaña “Basta de TAS” (“Tracción a Sangre”) han formulado un planteo a la Intendencia de Montevideo tendiente a promover la “motorización” de los recicladores de residuos (hurgadores) que pululan por las calles capitalinas prácticamente sin ningún tipo de controles, pese a los anuncios que se han formulado en este sentido.
La idea que promueven los denominados “animalistas” liderados por el activista argentino Leonardo Anselmi (residente en España), que cuenta con el apoyo de destacados deportistas de nuestro medio y que fue transmitida a jerarcas municipales, es sacar de las calles los carritos y sustituirlos por “motocarros”, es decir las motos - triciclo con caja que son utilizadas cada vez más extensamente por el comercio y distribuidores.
En este caso propone que se utilicen estos vehículos, en los que se pueden cargar entre 400 y 800 kilogramos de residuos, para la tarea de los hurgadores, y de acuerdo a lo manifestado por Anselmi a El País “la campaña pretende lograr una ayuda integral para las personas que hoy tienen que seguir utilizando a los animales en una época en la que esto es complicado, y por otra parte liberar a los caballos de tener que estar en las calles de nuestras ciudades, que ya son una locura para nosotros”.
En tanto, desde la Intendencia se aseguró que la idea es ir retirando los recicladores de las calles de la ciudad, por lo que no se prevé la autorización de ningún vehículo sustituto.
Por supuesto, el retiro de los carritos hurgadores es un proceso que ya lleva muchos años de anuncios, pero la realidad indica que en Montevideo hay cada vez más carritos de este tipo, muchos de ellos conducidos por menores y que incluso han provocado varios accidentes, además de ser un obstáculo para el tránsito de las calles capitalinas. Esto responde a que, aunque ahora se los vea como un problema, por muchos años fueron promovidos por los sucesivos gobiernos de izquierda en la capital, e incluso desde antes se los utilizó para la propaganda.
Todo indica que todavía habrá hurgadores por muchos años, lo que no quita que la propuesta de los “animalistas” sea bien intencionada. Pero con eso no alcanza, desde que hay una realidad insoslayable, de pobreza, de marginación, de costumbres, de informalismo. Pero también hay una razón económica para preferir la “tracción a sangre”: el mantenimiento de los vehículos es casi gratis, y para alimentar al animal sólo basta con largarlo a que coma en cualquier lado, como se ve a diario incluso en Paysandú. En cambio una moto implica gastos que van mucho más allá de la nafta que consume.