Paysandú, Jueves 06 de Diciembre de 2012
Opinion | 02 Dic El almanaque nos muestra que estamos a seis días del comienzo de la temporada de playas.
En realidad ha comenzado hace ya varios días porque el clima y la gente no se rigen estrictamente por el calendario sino por sus propias variantes en el primer caso y por sus necesidades de esparcimiento en el aspecto humano.
Ante los hechos que aludimos resulta conveniente realizar una revisión de la situación en que se encuentra actualmente nuestra costa y, especialmente nuestras playas.
En lo que respecta a la costa en general, considerando el tramo que va desde el puente General Artigas hasta el Club Remeros, se registra un deterioro cuando no un retroceso claro en cuanto a sus condiciones generales. La recuperación de la costa iniciada hace décadas en muchos puntos se ha detenido y hasta ha sido superada por el abandono y el vandalismo.
Si bien en el tramo entre la sede de CARU y calle Antonio Estefanell el pavimento se ha mantenido en buenas condiciones y se ha instalado una adecuada iluminación, se ha perdido todo el monte que se implantó al Este de dicha arteria, al extremo que de 111 especies plantadas sólo sobrevivió una de la cual existen actualmente dos únicos ejemplares.
En años anteriores se realizó una obra de cierta envergadura en la extensión que va desde la arteria mencionada hasta la Zona B del Balneario Municipal y que, pese a que redujo a una sola dirección el tramo, aportó otras comodidades y fisonomía al lugar.
Por otra parte, en esa zona nos encontramos con que el Museo de la Tradición, un espacio de indudable atractivo, hace meses que está cerrado y, hasta el momento, nada se ha informado sobre su posible reapertura mientras que el Parque de los Niños muestra claros signos de deterioro.
Finalmente, antes de abordar los aspectos de playas y sus servicios específicamente, no podemos omitir la mayor y más espectacular inversión realizada en la zona como lo es el Anfiteatro del Río Uruguay que, sin embargo, con toda su importancia no constituye un elemento de utilidad para quienes solamente desean pasar “un rato” en la costa y bañarse en las aguas del “Paterno”.
En la zona del balneario desde la vereda construida durante la administración Pintos hasta el parador de la “zona B” se aprecian desde barandas rotas y escalones faltantes en los pasarelas de madera hasta “trampas” en el piso junto al Museo de la Tradición, tapadas por el pasto, pues muchos pozos hechos para los postes que se colocaron para el cerramiento de la Semana de la Cerveza no fueron tapados cuando fueron retirados.
Todo parece indicar que la reposición y movimiento de arena realizados han dejado una playa agradable pero por ahora no se aprecia ninguna tarea destinada a establecer instalaciones mínimas a metros de las aguas.
Todo esto resulta importante para el público pero es necesario establecer que existe una carencia de servicios imprescindibles para los bañistas que por millares acuden a nuestras playas.
Y así nos encontramos con que Playa Park, especialmente, no dispone de ninguna clase de servicios. Para comprar un refresco se debe caminar algo así como un kilómetro, no hay baños y ni siquiera una canilla que provea de agua potable a los cientos y cientos de personas que concurren a lo que en otras épocas fue la “playa de las familias” o “del ferrocarril”, como se la conocía popularmente.
Se nos puede decir, con todo derecho, que se llamará a licitación para la explotación del parador de Playa Park, así como para la explotación de “Bárbara” hacia la playa Norte. Ello es cierto pero lo menos que podemos hacer con esta medida es tildarla de increíblemente atrasada.
Según lo establecido por la Intendencia Departamental, la licitación correspondiente al parador de Playa Park se abrirá mañana lunes. Suponiendo que haya quienes en estos pocos días lograran establecer las bases para iniciar un negocio de esas características, seguramente deberá tomarse varias semanas para comenzar a funcionar y a esto debe agregarse el tiempo que se tome la burocracia para adjudicar la licitación.
Algo similar ocurre con el Parador Bárbara, quizás no tan necesario, cuyas propuestas serán abiertas el próximo día 10.
Por otra parte, es de esperar que haya trabajos de, por lo menos, bacheos y reconstrucción de tramos de la Costanera que están en muy malas condiciones, como por ejemplo el tramo que va desde el Yatch Club Paysandú hasta el entorno del parque Guyunusa --también venido a menos--, lo que incluye veredas desprolijas llenas de tierra, el cantero central de la avenida en deplorable estado, los cordones tapados de yuyos, vegetación natural abundante contra el terreno de Astillero –que por cierto muestra una pésima imagen--, entre un sinfín de situaciones.
Y tampoco es bueno que cuando tanta gente sale a caminar por este sector a primeras horas de la noche cuando las temperaturas dan un respiro, grandes espacios estén a oscuras porque muchos focos de luz no funcionan.
En definitiva, lo que cabe preguntarse es si no resulta posible que todas estas medidas, que no son más que mantenimiento, fuesen dispuestas con la suficiente antelación para que los sanduceros, cuando queramos disfrutar de nuestras costas, no tengamos que sufrir todas esas carencias.
El secreto es trabajar todo el año, porque las cosas no se hacen en dos días ni en un mes. Además, la costa es el lugar de esparcimiento elegido por los sanduceros en toda estación, y por lo tanto debe estar impecable siempre.
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