Paysandú, Viernes 07 de Diciembre de 2012
Opinion | 03 Dic En los últimos años se han multiplicado por todo el departamento fiestas populares locales que cada pueblo o localidad organiza con carácter anual. También en la ciudad de Paysandú hay varias celebraciones. En general todas tienen una duración de entre tres días y una semana, con las excepciones de las de Casa Blanca y Chapicuy que se desarrollan en solamente una jornada.
Ciertamente es todo un avance que aún en las más pequeñas localidades anualmente se desarrollen fiestas y celebraciones dirigidas a su población. Esa oferta extendida en primer lugar permite que las propias pequeñas localidades tengan sus fiestas populares, que anteriormente se exteriorizaban solamente en kermeses y yerras.
Grupos de vecinos forman comisiones para organizar sus fiestas y compartirlas con otros lo que organizan, que generalmente parte de un formato único, el de predio ferial con puestos de exposición y venta de artesanías y --especialmente-- importaciones de bajo costo.
Ahora bien, el diseño de esas fiestas populares parte asimismo de otro elemento, la entrada libre y gratuita. Eso, sin dudarlo, es un error y el elemento clave para que no avancen en cada edición Un ejemplo bien reciente es la Fiesta de la Madera, que con 24 años no logra despegar realmente. De hecho esta edición es bastante mas modesta que la del año pasado.
No es posible pensar en una organización seria de una fiesta popular sin cobrar entrada. El sistema actual de pedirle siempre a la Intendencia solamente hace que se reparta la miseria. Es obvio que en una población como Piedras Coloradas no se puede cobrar una entrada similar a la Semana de la Cerveza. Pero, ¿qué tal 20 pesos? Hay que desterrar el concepto de que las fiestas populares pueden ser viables organizadas a partir solo del apoyo de la Intendencia y el secundario de algunas empresas de la zona.
Cada concurrente es quien debe financiarlas. Es lo más lógico, lo más rentable y lo que realmente permite que las celebraciones regionales crezcan. Resulta inexplicable porque en Uruguay el público sigue aferrado al falso concepto de “entrada gratis”, una falacia clara y contundente. Lo que es gratis para unos, es porque otros lo pagan. Simple y sencillamente. No hay gratuidad posible.
Y en el caso de la Intendencia, lo que paga es en nombre de todos los contribuyentes del departamento, incluso los que jamás fueron o irán a tal o cual celebración. El mundo enseña que hay que ir a la financiación propia. No es posible que Uruguay, y en particular Paysandú, no lo entienda.
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