Diario El Telégrafo | Paysandú | Uruguay

Paysandú, Lunes 10 de Diciembre de 2012

Fue obtenida por juicio de acuerdo a Ley de Acceso

Ancap negó información sobre explotación de hidrocarburos no tradicionales en esta región

Locales | 09 Dic La explotación de hidrocarburos no tradicionales, como el gas de esquisto, podría comenzar en los próximos años en el Litoral Oeste en caso que las exploraciones que actualmente realiza Ancap concluyan que existe en cantidad suficiente para su explotación y comercialización.
Dicha explotación se realiza con una técnica llamada “fracking” o “fractura hidráulica” que podría tener un impacto ambiental importante, razón por la cual varios países la han prohibido o establecido moratorias hasta tanto existan estudios de impacto ambiental concluyentes. Para realizar la exploración y posible explotación de este recurso Ancap firmó un contrato por 30 años con una empresa extranjera especializada en la extracción de gas de esquisto a la cual se le retiraron los títulos de prospección en Francia cuando se prohibió el “fracking” en ese país, según lo informado por el periodista ambiental Víctor Bacchetta, integrante del Observatorio de la Sustentabilidad, quien realizó un pedido de acceso a la información a la empresa estatal uruguaya, el que fue inicialmente negado.
No obstante, el tema se dilucidó en la esfera judicial y el periodista accedió a documentos que involucran a varios departamentos de la región, entre ellos Paysandú y Salto.
“FRACKING”
El gas de esquisto se saca de una napa de pizarra o esquisto que está en el subsuelo y es una roca seca. Para extraer el gas se utiliza una técnica llamada “fracking” o fractura hidráulica, que consiste en realizar una perforación vertical y luego, al llegar a la napa una perforación horizontal a la que se hace una serie de orificios a través de los cuales se introduce a presión una mezcla de agua, arena y productos químicos con la finalidad de fracturar la roca.
“El problema es que es incontrolable el alcance que puede tener la fractura a 2.000 o 3.000 metros de profundidad y por otra parte, la mezcla de productos químicos tiene componentes tóxicos muy complejos”, dijo.
Explicó Bacchetta que cada pozo soporta 18 extracciones y cada una requiere de 9 a 30 mil metros cúbicos de agua. “El fluido está constituido por una mezcla de productos químicos y arena, para mantener abiertas las fracturas y ampliar la superficie de contacto con el líquido. Por lo general, los químicos representan un 2% del fluido utilizado. Sólo un 30 a 50 por ciento del fluido vuelve a la superficie, mezclado con el metano, que se separa y el resto es depositado en lagunas al aire libre. La parte del líquido que no retorna permanecerá bajo tierra”.
El método de extracción de estos hidrocarburos no convencionales, llamado “fracking” o “fractura hidráulica”, es resistido en varios países del mundo --algunos de los cuales los ha prohibido y otros le ha puesto moratoria hasta tanto se realicen estudios ambientales-- aunque en nuestro país, en general, hay poca información al respecto.
Aunque no en lo inmediato, esta tecnología podría emplearse en Uruguay, más precisamente en los departamentos de Tacuarembó, Paysandú y Salto, en caso de confirmarse la existencia de hidrocarburos no convencionales en cantidades suficientes para su explotación comercial.
La primera fase de la exploración consiste en detectar la existencia de un yacimiento, en la segunda fase se realizan perforaciones de pequeño diámetro con la finalidad de medir el yacimiento y analizar su composición. Si la conclusión es que es económicamente interesante, se pasa a la fase de explotación.
“En Uruguay, la ley determina que el subsuelo pertenece el Estado y todas las decisiones al respecto la toma el gobierno central mientras que el superficiario no tiene manera de impedir de forma definitiva el ingreso de una empresa que hará una explotación minera. Por Aratirí, los productores han interpuestos recursos legales que ponen un freno aunque no es definitivo. Por otra parte, el que tuvo un título de prospección, esa empresa ya tiene la prioridad para la etapa siguiente (explotación) si le interesa seguir”, explicó el periodista.
Agregó que el impacto ambiental puede ser muy grande y que hay posibles reservas de estos hidrocarburos no convencionales en una cuenca situada al Norte del Río Negro. “Uruguay no tiene calculadas esas reservas pero el Geológico de Estados Unidos ya tiene estimaciones de cuáles serían las reservas de gas de esquisto que tiene nuestro país”, dijo.
CONTRATOS
En febrero de 2009 Ancap firmó un contrato con la empresa estadounidense Schuepbach Energy para la prospección de gas natural en lutitas (pizarra), sobre un área de 9.890 kilómetros cuadrados. “Fue el primer contrato de riesgo para la prospección de hidrocarburos en la historia de Uruguay”, dijo.
En febrero de 2012, Ancap y Schuepbach firmaron un contrato de exploración y explotación de hidrocarburos sobre una superficie de 1.400.000 hectáreas sobre los departamentos de Tacuarembó, Salto, Paysandú y Durazno. Es un convenio por 30 años donde, si encuentran un yacimiento comercializable, crearían una empresa mixta con un 50% del capital accionario cada una, para la actividad extractiva.
“El contrato de 2009 de prospección abarcaba 1 millón de hectáreas que comprendían parte importante de Tacuarembó, Paysandú y Salto. Sin embargo, el contrato de febrero de 2012 fue firmado por 1.400.000 hectáreas, ampliando el área hacia el río Uruguay. A su vez, hay otro contrato firmado con IPF por una superficie cercana al millón de hectáreas. En conclusión estos acuerdos cubre el área de Artigas, Salto, Paysandú y Tacuarembó”, explicó.
La empresa estadounidense debe realizar todavía estudios sísmicos y nuevas perforaciones para determinar la existencia de reservas significativas, en lo que invertiría de 6 a 8 millones de dólares.
“SE INTENTÓ OCULTAR”
“A diferencia de lo que decían en 2009, las autoridades de Ancap, si se les pregunta directamente, afirman que no buscan hidrocarburos no convencionales, pero hay declaraciones y hechos discordantes, aparte de que quisieron conservar en secreto el contrato firmado con Schuepbach en febrero de 2012”, dijo Bacchetta.
Recordó el periodista que el presidente de Ancap, Raúl Sendic, el 26 de enero último, luego de reunirse con el gobernador de Entre Ríos, dijo a la prensa: “Estamos trabajando en un nuevo paradigma de los hidrocarburos desde el punto de vista geológico y en una nueva fuente de recursos que puede cambiar el panorama regional” y destacó los avances en Canadá, EE.UU. y Argentina en este rubro. Por su parte, señaló que la firma estadounidense Schuepbach se especializa sólo en la extracción de gas de esquisto. En Francia le retiraron los títulos de prospección cuando se prohibió el “fracking” en el país.
La prensa especializada informó de los acuerdos de Ancap con Schuepbach diciendo que ambas empresas “están avanzando con el desarrollo de los yacimientos de esquisto del país sudamericano” y que “esperan iniciar la producción en cuatro años”.
JUICIO POR ACCESO
A LA INFORMACIÓN
Con la finalidad de conocer cuál era el compromiso formal asumido por Ancap con la empresa extranjera el periodista solicitó acceso al contrato firmado por Ancap, el cual fue negado.
“Solicitamos en enero de este año los contratos de Ancap con Schuepbach, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) se negó a brindarlos alegando una ‘cláusula contractual de confidencialidad’. Recurrimos a la justicia por la Ley 18.381 de Derecho de Acceso a la Información Pública. Por intimación de la justicia, a fines de agosto pasado obtuvimos la documentación”, dijo Bacchetta.
De allí se desprende que “los contratos firmados incluyen el gas de esquisto”, agregó.
Añadió que la cláusula 2° del acuerdo de exploración y explotación, dice claramente que “las referencias a ‘Hidrocarburos’ en este contrato comprenden también a los ‘Hidrocarburos no Convencionales’”(sic).
Por las cláusulas 17° y 29° del contrato, Ancap y el estado uruguayo quedan sujetos a compartir, en igualdad de condiciones con una empresa extranjera, las decisiones sobre la explotación del recurso energético y, si no hay acuerdo sobre los aspectos técnicos o económicos, la empresa extranjera puede someter el diferendo a un arbitraje internacional que se regula por normas ajenas a la jurisdicción nacional.
“Es decir, ya no es Ancap quien decidirá qué se hace en el Uruguay, sino que la empresa extranjera tiene la misma capacidad de decidir que Ancap (50%). Por otra parte, si hay una discordancia entre las dos partes tienen que ir a un arbitraje externo internacional. La experiencia internacional indica que en esos arbitrajes, en la mayorías de los casos pierden los gobiernos y ganan las empresas”.
“Lo serio es que en el caso de que se concluya que es viable la explotación de hidrocarburos no tradicionales en esta zona del país, el Uruguay perdió el poder de decisión”, advirtió.
Señaló también que “por declaraciones de los técnicos de Ancap en el juicio de acceso al contrato, en la fase actual del contrato con Schuepbach prosiguen los estudios para establecer la existencia o no del recurso y su comercialidad. Puede confiarse que, en lo inmediato, no habrá explotación de gas de esquisto, pero la interrogante se traslada al futuro. Un futuro incierto cuando se sabe que las decisiones no dependerán ya de Ancap”.
El gas de esquisto abunda en países históricamente pobres en hidrocarburos: China, Estados Unidos y Argentina encabezan la tabla, pero Sudáfrica, Australia, Polonia, Francia, Chile, Paraguay, Suecia, Pakistán e India tienen también importantes reserva”.
“El argumento de la diversificación de la matriz y la independencia energética es muy fuerte e influye en la tendencia a presentar el nuevo recurso como ambiental y socialmente positivo para convalidar su aceptación”, dijo el periodista.
Agregó que en abril de 2010, Estados Unidos lanzó la Iniciativa Global del Gas de Esquisto (GSGI, en inglés) con el fin de “ayudar a los países que buscan utilizar sus recursos no convencionales de gas natural para identificarlos y desarrollarlos de forma segura y económica”. Los países de la región invitados a participar son Argentina, Chile, Colombia, Perú y Uruguay.


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