Paysandú, Martes 11 de Diciembre de 2012
Opinion | 06 Dic Alternativamente, en las últimas horas el presidente José Mujica se reunió respectivamente con la central sindical Pit Cnt y una delegación de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), a efectos de recibir inquietudes y planteos de los respectivos sectores del quehacer nacional. Naturalmente, tratándose de gremiales, éstas defienden sus respectivos intereses ante el representante del Poder Ejecutivo para eventualmente obtener decisiones en su favor.
Lo que está muy bien, porque para eso están las agremiaciones, donde se ponderan intereses comunes y se trabaja en pos de alcanzar determinados objetivos en su beneficio. En tanto el mandatario tiene sobre sus hombros la obligación de contemplar el interés general, es decir atender lo que se plantea, si corresponde, y decidir con la máxima dosis de equilibrio posible, en función de los intereses del país y atender al ciudadano de a pie, al fin de cuentas, ese que no tiene agremiaciones que lo defiendan y depende exclusivamente de canales que ofrece la democracia para llegar al ámbito en que se adoptan las decisiones.
Por lo tanto, cuando se reciben planteos de las gremiales debe distinguirse muy bien la paja del trigo, y evaluar los pro y los contra de atender puntos que podrán estar muy bien argumentados, pero que tienen su carga de subjetividad, de interés propio y a veces también alto contenido ideológico, y apelar al sentido común y a determinar cómo encaja lo que se pide en el contexto de las políticas que lleva adelante un gobierno.
Y entre otros elementos, la central sindical Pit Cnt planteó la defensa y aumento del salario, transmitiendo su visión de que su aumento no es factor que presione a la suba la inflación, y a la vez retrotrajo su discurso a conceptos de la década de 1960, cuando transmitió al mandatario su aspiración de recrear un frigorífico nacional.
Mujica dijo rechazar de plano esta propuesta: “yo fui ministro de Ganadería y Agricultura, y les quiero transmitir honradamente que la cosa más difícil que hay es enfrentar ‘la rosca’ ganadera en este país”. Aseguró que esa “rosca” no le vende vacas a cualquier frigorífico.
“Es una especie de lucha oligopólica medio acostumbrada”, agregó.
Lo que no dijo el mandatario, o por lo menos las crónicas no lo reflejan, fue que la causa principal del rotundo fracaso del Frigorífico Nacional como ente testigo fue que la gestión en manos del Estado desnaturalizó por completo los supuestos loables objetivos de su creación, porque incorporó una gran burocracia, con mucho más personal del que se necesita, mínima productividad y falta de tecnificación, pesado manejo y lentitud en toma de gestiones. En fin, como en toda empresa pública, solo que en régimen de competencia.
Todo ello coadyuvó a crear un monstruo plagado de ineficiencia y altos costos para nada que valiera la pena, salvo para complicar las cosas y generar otro foco de pérdidas para los sufridos ciudadanos, como también fue el caso del SOYP y luego del ILPE, en manos del Estado para la explotación de la pesca marítima, y que también fueron desterrados porque causaron mucho más problemas que los que presuntamente se quería evitar.
Tenemos otros “monstruos” tan o más pesados dentro del Estado, como AFE, como Ancap, pero en este último caso para aventar cuestionamientos sobre costos y burocracia, así como déficit en gestión, se he le ha dotado de monopolio que lo pone a cubierto de quedar en evidencia por la competencia en manos privadas.
Y aunque Mujica no lo dijo en la oportunidad, confiamos en que con el paso de los años y las malas experiencias en esa materia debe haber asumido que sería suicida meterse en tamaño acometimiento a contramano de lo que necesita el país, que es liberarse de estos condicionamientos estructurales que generan más pozos para tragar recursos que se necesitan en áreas que son realmente prioritarias para el país, así como para concretar obras de infraestructura que podrían dar sustentabilidad al crecimiento con cierto grado de desarrollo.
El mandatario también expresó en cuanto a la reforma estatal que la transformación del Estado “no puede ser a los ponchazos”, aludiendo, suponemos, a que no corresponde seguir en la improvisación y en “parches” que solo arañan la cáscara, como se ha hecho invariablemente.
El punto es que el ex presidente Tabaré Vázquez ya en su momento anunció que iba a instrumentar “la madre de todas las reformas” del Estado, pero solo quedó en los anuncios, en tanto Mujica también alude recurrentemente en los discursos a lo que se debe hacer, pero que no concreta.
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