Paysandú, Miércoles 12 de Diciembre de 2012
Opinion | 07 Dic Como era dable esperar ya comenzaron a levantarse voces en contra de la Tarjeta Vecinal Fronteriza (TVF), con el argumento de que si se facilita el tránsito entre vecinos, se facilita el trasiego de mercadería argentina hacia las mesas sanduceras, llámese aceite, harina, fideos u otros productos comestibles.
El miedo a los cambios vuelve a golpear a la puerta, esta vez de los sanduceros. A esto se suma el hecho de que en la sección Cortocircuitos Ciudadanos aparecen frecuentemente comentarios indicando cuánto sufre la economía uruguaya cuando la moneda nacional se gasta en Colón y alrededores.
La integración, que nada fácil es, pasa por abrir puertas y no por cerrarlas. Criticamos por un lado a la presidenta Cristina Fernández porque ha puesto cuantas trabas encontró para la salida de dólares desde su país, pero la Dirección Nacional de Aduanas impone un tope de cinco kilos de comestibles (excepto gaseosas) por persona, ingresados desde Argentina.
Por un lado pretendemos integrarnos, facilitar el tráfico con la TVF, tener carriles exclusivos y pagar el 50% del peaje (que de por si es muy caro), y por otro nos hacemos trampas al solitario, impidiendo la libertad de opciones de los vecinos, que deberían tener el legítimo derecho de decidir dónde, cómo y cuándo gastar su dinero. No es necesario que el Estado le determine a cualquier ciudadano cuántos kilos comprar de comestibles simplemente porque es “del otro lado” o cómo gastar sus dólares, según la receta argentina.
Obviamente que estamos a favor del comercio sanducero y uruguayo. Pero también es cierto que la libertad del ciudadano está por encima. Y los comerciantes son quienes deben seducir a los clientes. Si cuando recientemente se logró que las grandes superficies redujeran un 10% el precio de algunos productos esenciales, estas declararon que perdieron el 10% de sus ganancias, 20 millones de dólares, cabe preguntarse cuánto en verdad ganan los empresarios. Y cuánto moverían el mercado si producen descuentos que interesen al consumidor.
Y si Aduanas quiere darle un golpe claro al contrabando, en lugar de atacar a quien lleva los comestibles para su propia mesa, simplemente debe dar un verdadero golpe a los “bagashoppings” de Paysandú. Uno contundente, duro, concreto que decomise toda --y absolutamente toda-- la mercadería que no tenga boletas de compra.
Pensar que la TVF no es un acto claro de integración es miopía. Impedir que las familias sanduceras quieran aumentar el poder adquisitivo de su dinero, una injusticia. Y no atacar a los verdaderos contrabandistas, una iniquidad.
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