Paysandú, Viernes 14 de Diciembre de 2012
Opinion | 14 Dic El 18 de diciembre de 1929, la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado crea el cargo de Jefe Político en cada departamento, Cabos y Celadores, además del cargo de Médico de Policía, quedando como Jefe Político y de Policía en todo el territorio, el Coronel don Ignacio Oribe. Fue entonces cuando, por ley, se procede a la creación de la Policía Nacional Uruguaya. Precisamente su creación, se conmemora hoy en Paysandú. Más allá que hay registros que desde 1730 había quienes cumplían la función policial, la de contralor del orden público, aunque también cumplían otras tareas, como recolección de residuos, limpieza de la ciudad y servicios fúnebres, especialmente en la ciudad de Montevideo.
Los cuerpos de seguridad del estado son, sin lugar a dudas, uno de los principales factores de que vivamos en un entorno estable y seguro, y dentro de estos se destaca la Policía que en todo el país desarrolla una labor profesional y con vocación de defensa de los valores de la sociedad.
No siempre se ingresa a la policía por vocación. Después de todo corren tiempos difíciles para encontrar trabajo y desde que la estabilidad es uno de los principales elementos a la hora de ingresar al mercado laboral, parte del funcionariado ingresa seducido por eso y por otras posibilidades que se ofrecen. Pero al mismo tiempo se aprecia que la vocación surge en los funcionarios a medida que avanzan en la carrera policial, y se sienten útiles a la sociedad.
Esta a su vez, necesita de la Policía más allá de la función de cuidar vidas y bienes. En una Policía moderna se necesitan los Rambo, las fuerzas de choque, tanto como los Sherlock Holmes, los intuitivos y observadores capaces de investigar crímenes como determinar lo ocurrido en accidentes de tránsito. Y también se necesita el policía de proximidad, el comunitario, tanto como el administrativo.
Todos cumplen una función clave para el engranaje de seguridad del país y de cada una de las comunidades. Paulatinamente, el instituto policial se ha ido modernizando y su personal capacitando para enfrentar la delincuencia que no solamente es la del arrebato sino la de desfalcos, droga, trata de personas y más y más delitos.
Pero hay una cosa en la que la sociedad avanza poco: el respeto a la figura del agente policial. Generalmente no se lo respeta como se debiera y eso es un problema que Uruguay debe enfrentar cuanto antes. La figura del agente policial necesariamente debe ser respetada porque representa ni más ni menos que el orden y es el nexo con la ley, a la que hace respetar. De lado de la Policía, mejorar siempre su servicio a la sociedad; del lado de esta, respetarlo a cabalidad.
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