Paysandú, Sábado 15 de Diciembre de 2012
Opinion | 08 Dic Hace pocos días el presidente José Mujica, en una de sus tradicionales salidas cuando está ante los micrófonos, sorprendió igualmente a propios y extraños cuando analizó la crisis europea y la evaluó en el contexto de la situación que se vive en nuestras latitudes, al manifestar que “nunca he visto al mundo rico con menos entendedera ante el tiempo que le toca vivir”.
Sus expresiones fueron vertidas en la VI reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un ámbito político creado por el ex presidente Néstor Kirchner y su colega Hugo Chávez en el que se reúnen naciones que están en una misma línea político-ideológica en la región y que en general pretenden plantarse como alternativa al predominio de Estados Unidos y organizaciones internacionales en los foros en que se analiza la problemática regional y mundial.
Es decir que el mandatario sigue en la línea de enhebrar conceptos a la medida del auditorio ante el cual se encuentra, como hace ante los sindicatos, los empresarios, productores rurales, y en este caso ante representantes de naciones que no encontraron mejor forma que ocupar su tiempo y desvelos en coordinar un frente en el cual prima la idea de echar la culpa a otros de los problemas que tienen interiormente por carencias propias o voluntarismos con que se encaran decisiones impostergables.
En este encuentro Mujica dijo que es preciso lograr la unidad latinoamericana para hacer frente a la crisis financiera global y la falta de soluciones al escenario que se ha generado por la crisis europea.
“Pensé que la crisis europea nos iba a iluminar, porque Europa tiene experiencia milenaria. Pero no se cae ni una idea de Europa, salvo el ajuste fiscal”, subrayó, y consideró que “por eso recurro a mis colegas latinoamericanos. Y lo que tenemos que decir en primer término es que tenemos que estar juntos”.
Evidentemente el jefe de Estado mentó la soga en la casa del ahorcado, porque si hay un lugar en el mundo en que hemos sufrido crisis tras crisis por tropezar con la misma piedra ese es América Latina, debido precisamente a gobiernos que por razones político-electorales fundamentalmente, han gastado más de la cuenta y desaprovechado coyunturas favorables en gasto superfluo, en lugar de apostar a generar infraestructura para promover la inversión y sacar a la población de la pobreza sin asistencialismos.
En buena medida este escenario ha podido revertirse debido a condiciones favorables para las exportaciones de commodities a muy buenos precios, y esa riqueza que se ha generado ha contribuido a reducir los núcleos de pobreza, pero todavía sin haber logrado sustentabilidad en el proceso, precisamente porque lejos de hacer prevalecer el sentido común, se continúa en los inmediatismos y apostando a que con el dinero del Estado, con asistencialismo, se puede reducir la indigencia y la pobreza, cuando hasta un niño sabe que el día en que se suspenda esta asistencia los beneficiarios volverán a estar inmediatamente por debajo de la línea de pobreza.
Y mientras en Europa se sigue con el ajuste fiscal, como sostiene Mujica, es porque precisamente se ha asumido que lo que se ha hecho todos estos años y ha sido factor generador de la crisis que vive el Viejo Mundo es haber gastado más de la cuenta, y seguir pateando la pelota para adelante como lo han hecho durante tanto tiempo países de América Latina, solo que aquí se ha hecho en condiciones aún más precarias, y ello explica que las crisis en Europa sean más o menos equivalentes, por lo menos, a nuestras épocas de mayor bonanza en cuanto a la calidad de vida de la población.
Y ya que estamos hablando de orígenes de los problemas y de que “no se cae ninguna idea”, deberíamos mejor mirar hacia adentro de los países de la región y del propio Uruguay, porque las ideas que “han caído” por acá no son ningún ejemplo, si se tiene en cuenta que se han desaprovechado los ingresos adicionales por la bonanza para nuestras materias primas y seguimos con un fuerte déficit estructural, con más gasto público sin retorno.
Ello explica que al mes de octubre haya aumentado nuevamente el déficit fiscal, el que ha marcado un nuevo máximo desde 2003 con un 3 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), por algún factor coyuntural como el sobrecosto energético por problemas de generación en UTE, que se agrega al ya problemático exceso del gasto por el Estado.
Este déficit significa que se sigue gastando por encima de las posibilidades y de lo recomendable, y que por acá también debería hacer carne la “idea” de que como en cualquier hogar, no se puede seguir así para siempre y que es preciso reacomodarse para ponerse a tono con la realidad, sin seguir apostando a que las cosas se van a solucionar solas o que los recursos van a aparecer mágicamente de algún lado, para que sigamos viviendo la fiesta sin tener que pagarla algún día.
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