Opinion | 15 Dic Finalmente el Directorio de Ancap resolvió en las últimas horas mantener en su actual valor el precio de los combustibles, --que son los más caros del mundo, por cierto-- debido a que de acuerdo a lo manifestado por los representantes del oficialismo en este directorio, incluyendo a su presidente Raúl Sendic, el organismo necesita recuperarse de las pérdidas que ha tenido ultimamente, y la única forma de hacerlo es aplicando sobrecostos en las tarifas, teniendo en cuenta los parámetros actuales.
Por supuesto, Ancap puede hacerlo porque se trata de un monopolio y no tiene por lo tanto que mejorar su eficiencia ni balancear sus costos de funcionamiento, y seguirá por lo tanto pagando muy buenos salarios y beneficios a sus funcionarios, así como subsidiando emprendimientos altamente deficitarios como Alur, entre otros costos que a la vez traslada al ciudadano común en la tarifa de los derivados que refina.
Debe tenerse presente que el precio del crudo se ubica en el entorno de los 109 dólares por barril y la referencia con la que el ente fijó los precios de las naftas es de 119 dólares, a lo que naturalmente debe agregarse el descenso del valor del dólar en los últimos meses, todo lo que contribuye a que la materia prima resulte sustancialmente más barata para el ente.
Sin embargo, recién en el mes de enero próximo las autoridades del organismo analizarán la posibilidad de una rebaja en los precios, si realmente entiende que se dan las condiciones para hacerlo, desde que en régimen monopólico lo que menos importa es la eficiencia y la gestión. Ocurre que en los últimos siete meses el petróleo estuvo siempre por debajo del valor de referencia de Ancap, pero por una razón u otra nunca “alcanzó” para beneficiar al consumidor con una rebaja, precisamente cuando los uruguayos pagamos el combustible más caro del mundo, incluyendo naturalmente a los impuestos.
Es que ahora además el organismo tiene que “levantar el muerto”, como suele decir el presidente José Mujica, de los 28 millones de dólares de combustible que vendió a Pluna pero que nunca le cobró, y que está incluido en las pérdidas que tuvo la empresa y que quedó para que la paguemos todos los uruguayos.
Ya lo estamos haciendo, al no rebajarse los combustibles, lo que indica que por una razón o por otra, los consumidores siempre estamos en las verdes pero nunca nos tocan las maduras.