Opinion | 17 Dic En una fecha más que singular para la Humanidad (si es que las apocalípticas profecías mayas van a ser ciertas), la Intendencia de Paysandú se apresta a inaugurar -el mismísimo viernes 21 de diciembre de 2012- la semipeatonal de 18 de Julio entre Montecaseros y 33 Orientales.
Más allá de demoras por encima del plazo anunciado, no quedan dudas que se trata de una obra de gran importancia, que le cambiará la fisonomía al centro de la ciudad, incorporando un espacio en el que el peatón tendrá mayor preponderancia, con espacios para descanso o esparcimiento. Esto a su vez, transformará la oferta comercial, en la medida que se hace ideal para oferta gastronómica y de entretenimiento.
Aun el diseño final de la semipeatonal no se aprecia con claridad porque, por un lado, faltan detalles, y por otro árboles y plantas recién han sido plantados. Pero si puede decirse que tiene un diseño moderno, que rápidamente se incorporará a la ciudad.
Será asimismo un banco de prueba para varias empresas sanduceras que proveyeron de los materiales, pues la Intendencia prefirió comprar en plaza. La durabilidad de esos materiales sin dudas será carta de presentación de las empresas involucradas.
Ahora bien, hay un aspecto que parece totalmente inadecuado y es el permiso para estacionar en ambas aceras. Desde que es una semipeatonal, solamente queda un carril central por donde circular vehículos. Si se permite estacionar a ambos lados, como ahora, volveremos a tener tres vehículos por el ancho de calle, lo que puede ser por lo menos muy peligroso.
Por otra parte, en la medida que hay escasos lugares para el estacionamiento, también hay una clara injusticia. Unos pocos podrán estacionar por horas mientras el resto deberá buscar espacio más lejos. Por último, esos pocos espacios de estacionamiento deberían utilizarse para carga y descarga de los comercios, o para por ejemplo, cuando un taxi espera el ascenso o descenso de un pasajero. O para evitar un embotellamiento cada vez que el camión de transporte de caudales de algún banco irrumpe en el centro. A lo sumo podrían destinarse uno o dos de esos espacios por cuadra a estacionamiento de motos –que igual seguirán parando donde les plazca, como ocurre hasta ahora--, porque así se liberarían lugares para otros vehículos en las transversales. Además, la moto se mueve con mayor facilidad en la ahora estrecha arteria principal, sin presentar mayores riesgos durante la maniobra de estacionamiento.
Es algo que la Intendencia debe rever ahora, cuando aún tiene tiempo, para que al inaugurar el viernes, pueda anunciar que 18 de Julio queda en manos de los de a pie.