Paysandú, Martes 25 de Diciembre de 2012
Locales | 19 Dic En el Centro Universitario de Paysandú (CUP) se presentaron los resultados de una investigación cualitativa que se desarrolló con habitantes de Sacra-Park Way y que se titula “9.07 La incertidumbre del paisaje cambiante”. Los docentes Gonzalo Bustillo de Facultad de Arquitectura y Romina Pagani de la Facultad de Ciencias Sociales, junto al equipo de la Unidad de Extensión del CUP, presentaron en este marco un documental que reúne fragmentos de las entrevistas realizadas a los vecinos que habitan la zona de Sacra Park Way.
“Planteamos una investigación de índole cualitativa porque queríamos investigar las percepciones de los vecinos, los modos de ser y de actuar, desde lo subjetivo”, explicó Romina Pagani. Detalló que se realizaron veinte entrevistas en profundidad, con preguntas abiertas, “buscando que los discursos fueran amplios y profundos, para que reflejaran la subjetividad”. Aclaró que si bien en el informe se reúnen los testimonios como la opinión de los habitantes de Sacra-Park Way, “no podemos ampliar los resultados a todos los habitantes de la zona porque no tenemos representatividad en términos estadísticos”.
No obstante, apuntó que “hay elementos que nos permiten acercarnos a lo que podrían ser la diversidad de discursos de la zona, porque captamos personas de diferentes zonas, gente que haya hecho a lo largo de la historia diferentes tipos de uso del suelo (productivo, residencial y comercial)”.
Gonzalo Bustillo expuso los avances de los resultados indicando que el trabajo se organizó “en torno al efecto que tuvo la inundación de 2009 sobre la gente que vive en la costa de Sacra-Parkway y la predisposición que tienen a ser realojados por las políticas públicas de vivienda que vienen siendo planteadas en las últimas dos instancias de planificación urbanísticas de la ciudad”.
Efectos de la inundación
En relación a los efectos que tuvo la inundación en las percepciones de los habitantes, la investigación desarrollada permitió identificar que “casi en su totalidad los habitantes lo reconocen como un área inundable, aunque hay casos en los que por provenir de zonas más inundables aún, el término está relativizado”. Reflejó que la mayoría de los entrevistados perciben el evento de la inundación como “una gran pérdida, ya sea de las condiciones materiales de las casas o de los elementos productivos (ladrillos, animales, etcétera) y ligado a eso se identifica un proceso de adaptación y una aceptación de la situación”.
Bustillo también señaló que la gente entrevistada luego del evento de la inundación tiene la certeza de que “el hecho volverá a ocurrir y estiman períodos de entre los 10 y 15 años para que vuelva a pasar, aunque también tienen la esperanza de que no vuelva a pasar”. En relación a los modos de ocupación del suelo hallaron que la inundación del 2009 “no modificó las formas de uso, ya sea residencial, comercial o productivo” y tampoco encontraron “el desarrollo de medidas o mecanismos preventivos de la inundación como podría ser levantar pisos, rellenar espacios o buscar alguna estrategia paliativa”.
Predisposición al realojo
En relación a la predisposición que los vecinos entrevistados tienen ante un eventual realojo, las entrevistas les permitieron definir grupos. “El primero es muy pequeño; está conformado por personas proclives a ser realojadas sin ninguna condición. El segundo grupo -también muy pequeño-- tiene predisposición a trasladarse con condiciones mínimas. La tendencia mayoritaria o dominante es el grupo que definimos con predisposición condicionada, integrado por gente que podría estar dispuesta a ser realojada, pero que tiene muy claro que necesita que se contemplen varios aspectos a cambio. El cuarto grupo es bien pequeño y es el que presenta baja o nula predisposición de ser realojado”.
A partir de las cuatro categorías identificadas, Bustillo expresó que avanzaron en el análisis de las características del grupo mayoritario, focalizando en el estudio de las condiciones que se ponen en juego. “La pérdida de posibilidades productivas es una de las razones para mantenerse ligados al territorio, la gente reivindica la cría de animales o la producción de ladrillos; otros reivindican la pérdida de privacidad que la reubicación puede significar o la pérdida del poder construir al gusto propio, así como el rechazo a la reagrupación en contaparte con las características de buena vecindad que se tienen y valoran”, expuso Bustillo.
Esos valores o capitales “son los que generan la predisposición condicionada y podría motivarse la reubicación en la medida de que esos aspectos se consideren y atiendan”, presentó el docente. Indicó que en términos mayoritarios la inundación “no aparece como un factor que incida a motivar el realojo”. Los docentes interpretan, a partir del trabajo desarrollado, que “se prefiere pagar el costo de la inundación a cambios de preservar los capitales que se poseen y se identifican como calidad de vida. Los riesgos del realojo se perciben como mayores que los riesgos de la inundación. En esa ecuación, de problemas que se están balanceando, creemos que se prioriza el capital frente al riesgo, lo que podría suponer un realojo que no contemple esas características valoradas”, apuntaron.
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