Deportes | 26 Dic La vida de las instituciones, al igual que la de las personas o las familias, está llena de hechos que jalonan no sólo su existencia, sino también sus realizaciones.
Y cuando estos acontecimientos fueron gratificantes o marcaron el logro de un objetivo, dejan recuerdos que merecen, más que rememorarse, festejarlos.
Por eso el Club Boston River recordó y festejó lo que 15 años atrás fue un acontecimiento histórico de su vida deportiva y también del departamento: su primer ascenso a Primera División en su segundo año de militar en el fútbol de Paysandú capital. La fiesta tuvo de todo. La presencia de más de 150 personas, entre las que estaban no solo jugadores del año 1997 e integrantes del equipo que disputó la triple final al Racing Club; socios; allegados y familias de la zona, incluso integrantes del tradicional rival, el Club Guaviyú, lo que demostró que la idea de una actividad social, ideada por la gente del Parque Dr. Cajarville, resultó realmente integradora. Una cena show, buena música, atención de primera y la emoción del recuerdo cuando se fueron convocando a los integrantes de aquel plantel que necesitó en las finales llegar a un tercer partido, incluso a tiros penales para definir el ascenso.
Allí, la presidenta de la institución, Verónica Medina, entregó a jugadores de entonces (muchos de ellos en actividad), al cuerpo técnico e incluso a directivos de aquel año, una plaqueta recordatoria del acontecimiento que se festejaba.
El aplauso acompañó cada una de las entregas, Allí dijeron presente desde José “Globo” Irurueta, que agradeció “la oportunidad que ese año me dieron cuando retorné del fútbol de Young y la satisfacción de la conquista lograda”, al un integrante del cuerpo técnico, Oscar “Lonja” Acosta. El arquero Fredy Latapie, que tuvo descollante actuación al atajar dos de los penales, dijo que “fue emocionante: yo no me siento arquero pero me tocó esa instancia y la alegría tremenda del ascenso”.
También Javier Bonina, quien aseguró que “en esa final pasé mucho nerviosismo ya que me tocó verla desde la tribuna, pero consolidó en mí el amor por esta institución”. Por su parte, Eduardo Vignolo recordó el año en “que prácticamente integramos en el entonces PEBORI, una verdadera selección del fútbol de la villa, y fue una satisfacción estar en el equipo”
Alvaro “Tite” Medina, quien demostró este año que aún está vigente, valoró aquella conquista recordando que “más de 1.000 personas estuvieron en la última final y la llegada luego a Quebracho fue fantástica por el recibimiento que nos hizo el pueblo”.
Buena idea la de Boston River, festejar lo grato, integrar un tanto a la sociedad quebrachense y retomar fuerzas para superar la situación distinta que le tocó, deportivamente, vivir este año. AMB