Paysandú, Viernes 28 de Diciembre de 2012

Logística con Brasil en la mira

Opinion | 22 Dic Desde que el presidente José Mujica, en su particular estilo, evaluó que Uruguay debía subirse al estribo de Brasil para intentar despegarse de los vicios del comercio intrarregional, sobre todo a partir de los avatares a que nos somete la Argentina, nuestro país ha dado pasos inequívocos en ese sentido en sus políticas, que no es más que la aceptación de una realidad que no tenemos capacidad de cambiar.
Por cierto, pese a que frecuentemente se establecen contactos ente los propios presidentes de ambas orillas para destrabar situaciones, en el mejor de los casos lo que se obtiene de este lado del río es alguna tregua en medidas restrictivas o que establecen perjuicios a nuestras empresas –las que se habían jugado en su momento a las exportaciones a la Argentina han perdido en toda la línea y muchas han sucumbido-- pero sin lograr siquiera alguna certidumbre siquiera del presente, no ya del futuro inmediato.
No estamos por supuesto ante un descubrimiento, sino que lamentablemente los avatares y la imprevisibilidad del gobierno de Buenos Aires nos han jugado malas pasadas, porque cuando se creía que había cosas seguras, con acuerdos y tratados de por medio, la realidad indica que la Administración Kirchner no ha respetado ni siquiera el artículo primero del Mercosur, que asegura el libre tránsito de bienes y personas entre ambas orillas, y durante años nos mantuvieron bloqueados el puente Fray Bentos-Puerto Unzué por reivindicaciones trasnochadas de un puñado de activistas con barniz de reivindicaciones ambientalistas.
Un claro ejemplo de este escenario surge del hecho de que ni siquiera se ha podido confiar en que se tendrá la certeza de contar con el abastecimiento de gas natural desde la vecina orilla, y que como sostuvo el mandatario uruguayo, estas condicionantes han derivado en que las ratas “corran carreras” en el gasoducto del sur, como también lo hacen en el subfluvial construido a la altura de Casa Blanca, aunque siempre con una cuota parte de responsabilidad de los gobiernos de esta orilla.
En el caso de Brasil, la cosa es distinta. Aunque practica un claro bilateralismo en alianza con la Argentina en el Mercosur, en desmedro de nuestro país y del suspendido Paraguay, conlleva un mayor grado de confiabilidad que Argentina en los últimos años. Esto aun cuando no es un socio comercial al que hay que seguir ciegamente ni mucho menos, desde que a la hora de defender sus intereses puede llegar a medidas desequilibrantes, como fue la maxidevaluación de 1999, sin medir consecuencias hacia quienes caigan en la volteada.
Pero estamos ante un escenario regional complicado a partir del rumbo errático de Buenos Aires, y la tradicional política pendular que ha practicado nuestro país en la región indica que hoy hay que recostarse a Brasil.
Es que actualmente se nota una sensible caída en la demanda de servicios logísticos desde la Argentina, como consecuencia de los problemas de “autoencierro” de la economía del país vecino, y es explicable que ante esta degradación el Instituto Nacional de Logística (Inalog) busque potenciar el sector mirando al Brasil.
En este contexto la presidente del instituto, Beatriz Tabacco, dijo a El País que “el mercado de Brasil es hoy nuestro principal interés”, por lo que ya se está estudiando “qué productos importa o exporta Brasil a los cuales se les puede ofrecer ventajas competitivas en servicios logísticos”.
En los datos parciales de 2012, empero, se percibe una leve disminución de los tránsitos que involucran mercaderías brasileñas, lo que obedecería a medidas restrictivas en la región, sobre todo por el lado de Argentina y a la baja del consumo en el Hemisferio Norte. Pero hay señales de que se ha iniciado el proceso de reversión y que Uruguay está en condiciones de encarar con mayor agresividad la venta de servicios logísticos al país norteño, sobre todo a partir de las empresas radicadas a mayor distancia del puerto de Río Grande.
Esta apuesta le sirve al país y a la región, porque para ello deberán aceitarse mecanismos aduaneros y a la vez generarse corredores de transporte mucho más activos que los muy precarios que están en funcionamiento actualmente, con enlaces carreteros y portuarios y una presencia del ferrocarril que sigue ausente.
Es decir, mucho por hacer, pero que es parte de una apuesta que debe hacerse para ponernos a tono con los tiempos, para equilibrar los flujos logísticos y hacer el mejor uso posible de nuestra ubicación estratégica en la región.


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