OPINIÓN

Locales | 23 Dic Deseo expresar y poner en conocimiento a través de ustedes mi hondo pesar y angustia por la que actualmente mi familia y yo nos encontramos atravesando. El día 11 de octubre del corriente año mi esposo falleció y desde entonces me siento culpable por no haber estudiado enfermería (quería hacerlo), pues creo firmemente que si lo hubiese hecho, él hoy estaría vivo. ¿Y por qué lo afirmo? Porque hace dos años (más precisamente el día 18 de octubre de 2010) la endocrinóloga que lo atendía le planteó comenzar con un tratamiento de insulina dado que era diabético.
Mi esposo en dicha oportunidad le pidió un mes para comenzar con el mismo. Y acá viene el grave error. Por un lado nuestra ignorancia de no haber preguntado en dicha oportunidad qué pasaba si el mismo no se efectuaba y, por otro lado, el de la doctora que no nos explicó las consecuencias de no comenzar el tratamiento. ¿Cuáles fueron esas consecuencias? La complicación cada vez mayor de sus riñones. Después de dos años fuimos nuevamente con la endocrinóloga, quien nos derivó a la nefróloga, siendo esta última quien nos explicó que si el tratamiento de insulina se hubiese iniciado hace dos años no hubiese llegado al deterioro renal al que llegó. La endocrinóloga tampoco nos manifestó en su oportunidad que el problema de salud de mi esposo conllevaba necesariamente una dieta estricta, por lo que la nefróloga nos derivó de forma inmediata a una dietista. El día 6 de setiembre del corriente año entró a Emergencias hasta que falleció, no sabiendo en realidad la causa de su muerte dado que nos manifestaron que era un virus, que era un problema neurológico, un tumor. Esto lo deseo contar como esposa y madre para que los familiares de aquellos pacientes que están atravesando una situación similar no se queden con dudas sino que pregunten, indaguen, investiguen. Porque en definitiva si no nos movilizamos nosotros, seremos los únicos perjudicados y seremos quienes padeceremos la angustia y la desazón de pensar, como me ocurre a mi hoy, que mi esposo estaría junto a mí. Susana Donato