Paysandú, Lunes 07 de Enero de 2013
Opinion | 31 Dic Balance. Una necesidad bien propia del ser humano. En este caso ante otro año que termina y, consecuentemente, otro espera por comenzar. Un año se va, otro nuevo viene ya. Los humanos tendemos a pensar que con el viejo se van las penas, los fracasos. Y que el año nuevo trae una renovada chequera de alegría, paz y seguridad. Precisamente esas tres cosas son las que pedimos al hacer la reflexión general. Pedimos que la paz inunde la Tierra; el dinero necesario para vivir sin sobresaltos; salud para todos. Y especialmente felicidad.
Pues ahí está en año nuevo, y aunque tendremos la misma rutina, aunque habrá que vivir el día a día, con felicidad y cumpliendo los propósitos, esos que siempre hacemos y difícilmente cumplimos, estamos a tiempo de hacer un trato con Don Señor Año Nuevo 2013.
Es cierto, el mundo no llega girando muy bien al 2013, con una crisis feroz en Europa, con Estados Unidos al borde de un “abismo fiscal” y las guerras que salpican la geografía global. Pero en verdad, con nombres y situaciones diferentes, el planeta está acostumbrado a estos sacudones provocados por el ser humano.
En Uruguay, nuestro paisito, seguimos demasiado dependientes del hermano grande, Argentina. Desde Buenos Aires nos tiran con munición gruesa; desde el interior, como Entre Ríos, se afirman los lazos de hermandad. Y en los últimos días del año, cuando el calor se enfurece, los argentinos que pueden se reencuentran en Punta del Este.
En el año, la economía, la salud pública, la educación, la política y otros aspectos de la vida comunitaria tuvieron sus vaivenes. Y estos seguirán en el 2013, porque en definitiva forman parte de la vida cotidiana. Quizás no sabríamos vivir sin problemas y sin desafíos, aunque sería bueno probarlo alguna vez solo para estar seguros.
Paysandú, nuestra ciudad, ha tenido también sus idas y venidas. Los ex trabajadores de Paylana luchando por recuperar su fuente laboral; el departamento, sede de grandes inversiones como el vivero UMP/Forestal Oriental, apostando al turismo con la inauguración de un spa en Almirón y la controvertida obra de la semipeatonal.
Estamos listos para recibir al 2013 (y si no, llegará igual). Pues entonces, hagamos un trato con este año joven que llegará en horas, recibido con estruendos, brindis, risas, abrazos y esperanzas.
Esperanza, una zamba que se recuerda siempre porque nuestra vida es impulsada por este sentimiento amanecido como un querer. Los uruguayos necesitamos renovar la esperanza y ciertamente abandonar la crítica acérrima que está presente en casi cada acción de nuestras vidas.
Hagamos un trato. Dejemos a Tabárez que sea director técnico de la celeste y los casi tres millones restantes dediquémonos a la profesión de hinchas. Hagamos un trato. Dejemos que José Mujica sea el presidente y los casi tres millones restantes a ser ciudadanos. Hagamos un trato. Dejemos que Bertil Bentos sea el intendente y los poco más de 100.000 juguemos a ser sanduceros de ley.
Hagamos un trato, Don 2013, en viaje hacia su destino. Aquí no hay, para serle sincero, esa cosa tan rara llamada triscaidecafobia. Esto es, en buen criollo, no le tenemos miedo al 13. Más, estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos. Los uruguayos necesitamos poco para ser felices.
País pequeño de grandes llanuras; país pequeño de seductor río que va y va, como la vida; país pequeño de fogones generosos; país pequeño de sueños enormes. Aquí y ahora estamos, al comienzo de una nueva oportunidad. Ni más ni menos que un joven año en un joven siglo.
Acomódese juventud, venga que hace falta. Aunque adolescente aún, esas ganas por descubrir le harán bien a un Uruguay que ya cuenta con suficiente experiencia y ojos que han visto tantos años de historia.
Venga, Don 2013 (con respeto siempre), acomódese tranquilo. Y hagamos un trato. Queremos que sea el año en que los uruguayos podamos alcanzar algunas metas sencillas. Primero, parafraseando al Martín Fierro, los uruguayos sean unidos. Nos falta eso, más allá de cuando juega la celeste, con ese cielo de un solo color. Nos dividimos demasiado. Por Nacional, por Peñarol; por blancos, por colorados, por frenteamplistas; por fainá del medio, por fainá de orilla. Ya, suficiente. Es tiempo de que los uruguayos sean unidos y hacer de esa la ley primera.
Esta es la oportunidad, Don 2013. Gracias por llegar con 365 oportunidades. En este país chiquito pero revoltoso, tenemos que aprender a estar más unidos que para compartir una churrasqueada o un grito de gol.
Y ya es hora. Demasiado críticos somos. Demasiado dispuestos a destrozar al contrario cuando el contrario es en realidad un compatriota que está en la misma que nosotros: vivir en un país al que amamos con ganas y que compartimos.
No necesitamos muchos. Solo hacer un buen trato. Ponerle ganas, tener esperanza, acompañar todo lo uruguayo sin pensar de dónde proviene y caminar juntos por el proyecto único de ser felices, ser compatriotas.
Aquí llega Don 2013. Termina con ese numerito que a veces no llevan las agencias de quinielas porque piensan que les trae mala suerte. Pero hay que pensar desde la inversa. Todo tiene suerte si ponemos todo de nosotros, damos lo mejor de nosotros mismos. Llega un nuevo año.
Pues, hagamos un trato. Ya lo dijo el poeta: para saber a ciencia cierta que usted puede contar conmigo. Y los uruguayos con Don 2013, agreguemos. Necesariamente, por un futuro mejor, necesitamos unirnos. El 2013 es la mejor oportunidad a la vista. Y esta noche, cuando llegue el momento, en alguna medida mágico, en cada abrazo, en cada salutación, el mejor propósito será el de unirnos entre compatriotas. Unidos, solo así, tendremos un ¡Feliz Año!
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