Deportes | 06 Ene ARTIGAS (por Santiago Balbis, enviado especial). Artigas hizo negocio: ganó 2 a 0 ante un Paysandú que no encontró el fútbol que se espera. Es verdad que el partido fue entreverado, que el local no fue una tromba que apabulló a la Blanca. Pero la diferencia estuvo en un jugador como Sebastián Martínez, el titiritero futbolístico, ante un rival que peleó, luchó y dejó todo, pero al que le faltó juego, creación e ideas.
Podría decirse que la clave de un partido que estuvo lejos de ser bueno fue el volante de creación artiguense, que por momentos encontró compañía, y en otros no tanto. Es que el partido fue desdibujado, más allá de que en el primer tiempo Artigas fue algo más producto justamente de que Martínez fue el que pensó el partido, e intentó generar los espacios con pases certeros y acercándose incluso al área sanducera.
Paysandú cedió el terreno en los primeros minutos y, salvo una pelota que Daglio no alcanzó a conectar por muy poco, fue complicado para el equipo de Ramón Silvera poder salir del asedio y pesar en el área rival.
Luego de un par de situaciones en las que se salvó Paysandú, la primera de ellas gracias a una atajada de Acosta, sobre la media hora llegó lo mejor del equipo sanducero cuando Ríos envió la pelota al área, para que Daglio cabeceara suave y a las manos de uno de los tantos Paz, el golero, que tiene el equipo artiguense. Es cierto que segundos después el golero visitante volvió a salvar su valla pero Ríos, como contrapartida, hizo temblar el arco rival al estrellar el balón en el caño derecho. Parecía que llegaba la reacción. Bicca no pudo en el área local, pero mientras todo era esfuerzo y pocas ideas en Paysandú, Martínez seguía apareciendo, aunque en cuenta gotas, para marcar la diferencia en el juego.
En la segunda etapa la Blanca salió decidida a emparejar definitivamente el trámite. Y cuando estaba haciendo un buen trabajo, quitándole la pelota al local, buscando una identidad ofensiva, una incidencia desafortunada del golero sanducero permitió que Coqui Paz mandara la pelota a la red.
La visita hizo un cambio de chip. Sintió el golpe y perdió ese rumbo que parecía ir encontrando, el que tanto le había costado encauzar. Paysandú intentó cambiar el libreto pero era complicado pedir fútbol; adelantó a López en la cancha, largó a Agüero a la ofensiva y Mattiauda entró para cubrir el lateral derecho. Pero no fue solución.
Apenas un par de remates de media distancia fue lo que inquietó a la visita, que cedía terreno y pelota a un Paysandú que dominaba pero no le encontraba la vuelta al partido, y que esperaba poder dar el zarpazo de contragolpe, ya cuando los dos estaban con 10 jugadores en la cancha.
Y Martínez fue el encargado de sellar el resultado, de dejar en claro que fue él la diferencia en un partido que, si bien tuvo al local siendo más, tampoco apabulló a un equipo sanducero que, pese a las limitaciones futbolísticas, parecía tener a tiro un partido en el que el equipo de Ramón Silvera extrañó demasiado las ideas del lesionado Parodi, y la explosión del suspendido Patritti.