Paysandú, Viernes 11 de Enero de 2013

Un tercio de estudiantes de bachillerato va al Nocturno

Locales | 10 Ene Con un tercio de los estudiantes que cursan Bachillerato en el país, el denominado “Plan 94” del Liceo Nocturno, cuenta con el menor ausentismo docente y es el que está teniendo mejores resultados a nivel educativo, según la apreciación de la inspectora Anay Acosta, coordinadora de la Comisión de Nocturnos del Consejo de Educación Secundaria.
Creado por los docentes, comenzó siendo un plan piloto en 1994 y se universalizó a todos los liceos de Bachillerato del país. “Es la única experiencia que tenemos en el momento de construcción de políticas educativas desde la participación de los docentes. Es un plan que nos da mucho orgullo y exige mucho esfuerzo, encuentros e instancias de discusión porque ha sido creado por los docentes y continúa siendo enriquecido por el aporte de las distintas salas docentes”, explicó la inspectora.
Dijo que está orientado para trabajar con población adulta y jóvenes con condicionamientos laborales, a quienes ofrece la posibilidad de cursar en forma anual, en forma intensiva en un semestre o dar los exámenes a través de la modalidad libre asistido (que incluye apoyo especial para preparar el examen). Las clases son presenciales o semipresenciales.
La idea es ofrecer múltiples modalidades que se adapten a las necesidades de los estudiantes que tienen condicionamientos laborales. “El plan busca, no hacer las cosas más fáciles sino brindar más oportunidades. Hay que estudiar para acreditar saberes pero todo el plan está pensado en apoyar la mayor cantidad de oportunidades, atendiendo la diversidad del alumnado”, dijo.
En diálogo con EL TELEGRAFO informó que “es el plan que está teniendo mejores resultados a nivel educativo”, a la vez que se constata un abatimiento de la deserción y es la modalidad educativa de Secundaria con menor ausentismo docente.
“La realidad del Nocturno es muy particular. Es el olvidado del sistema, porque todo el mundo se concentra más en observar lo que pasa en el diurno. Sin embargo estamos teniendo resultados estupendos. Por un lado, un tercio del alumnado de los Bachilleratos concurre al Nocturno, por lo cual se ha convertido en un plan con una población muy grande. Cada vez hay más jóvenes que trabajan o tienen condicionamientos que no les permiten terminar el liceo en tiempo y forma y por eso cuando retoman del estudio lo hacen en el Nocturno”.
“Comprobamos que hemos abatido en gran medida los niveles de deserción. En el Nocturno la deserción siempre fue muy grande, se trata de gente que tiene problemas de trabajo, hace changas o trabajo zafral, es muy difícil mantener la asiduidad a la noche en el invierno. Sin embargo, hemos visto que con este plan disminuye fuertemente la deserción y los resultados de aprendizaje son muy buenos”.
En cuanto a la inclusión de adolescentes y jóvenes en un plan que fue pensado originalmente para población adulta, dijo que concurren “cada vez más adolescentes que trabajan o tienen responsabilidades familiares como el cuidado de hermanos”. “También tenemos adolescentes que el diurno va expulsando; que fracasaron como estudiantes y el Nocturno les permite reengancharse. A veces son adolescentes problemáticos pero que encuentran su lugar en el Nocturno y acompañados junto con estudiantes adultos fuertemente motivados por estudiar, recuperan el deseo de aprender”.
“Esto implica más exigencias para el docente pero también enriquece. Tener grupos de adolescentes y adultos hace que los primeros maduren frente a la responsabilidad de sus compañeros mayores y muchas veces los adolescentes ayudan a los adultos que hace muchos años dejaron de estudiar. En muchos casos se complementan”, comentó. En cuanto a los docentes, la inspectora Acosta destacó que “los del Nocturno suelen ser docentes enamorados de la educación, docentes que sacrifican su vida familiar y van a trabajar de noche. Pueden haber excepciones pero en general es gente muy comprometida con su rol docente”. “En el Nocturno tenemos los menores indicadores de ausentismo docente. Esto es porque además de su compromiso, la presión del director para que no falten, está también la presión de los estudiantes que en la mayoría de los casos hacen un gran esfuerzo para ir al liceo de noche después de una jornada de trabajo. La relación docente-alumno tiene una dimensión humana importante”, añadió.


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