Opinion | 11 Ene Desde la víspera y hasta mañana, la intendencia lleva adelante una limpieza extraordinaria de la ciudad, con énfasis en el pasto que ha invadido canteros y especialmente el área entre cordones y veredas, así como la arena suelta que las últimas lluvias ha dejado en las calles.
Sin dudas una iniciativa oportuna. La ciudad necesita no solo limpieza sino que se trabaje en su embellecimiento. Y es bueno que la intendencia concentre esfuerzos para poder cumplir con esos trabajos en pocas horas.
Lo que llama la atención es que se haya esperado tanto tiempo sin realizar trabajos de corte de pasto, por ejemplo. Si bien es cierto que la Dirección de Paseos Públicos tiene intenso trabajo y, por lo que se aprecia escaso personal porque debe pedir colaboración a alcaldías y juntas locales, es parte de su labor esencial mantener limpia y ordenada la ciudad. Hay otro descargo, como las últimas lluvias y tormentas en las que debió colaborar con el Centro Coordinador de Emergencias Departamental (Cecoed), pero de nuevo, eso debió estar previsto de antemano.
Hay elementos sorprendentes que se desprenden de la actual labor de limpieza. La Dirección de Paseos Públicos cuenta solamente con dos cortadoras de césped rotativas para toda la ciudad (su costo es de entre 2.000 y 3.000 dólares en el mercado) y algunas pocas bordeadoras (cuestan unos 6.000 pesos), tan pocas que debe pedir auxilio al interior del departamento. Y además debe pedir colaboración en personal.
En una intendencia con bastante más de 2.000 funcionarios, que no se cuente con el personal necesario para la limpieza y embellecimiento de la ciudad, por lo menos parece una falta de previsión. Es cierto que el trabajo coordinado de varias direcciones acelera la tarea. Pero no es menos cierto que la limpieza de la ciudad debería ser algo cotidiano para la Dirección de Paseos Públicos.
Basta recordar que en la anterior administración, de Julio Pintos, hubo una excelente experiencia con cooperativas sociales que se dedicaban a la limpieza de pasto y similares, en un programa conjunto con el Mides.
Si hace tan pocos años sirvió y dio resultado, la falta de personal y equipamiento apropiado de la Dirección de Paseos Públicos bien podría suplirse retomando una experiencia exitosa. Suena bastante más lógico que mover personal desde el interior, con el aumento de costos (viáticos, alimentación, horas extras) y a su vez dejando al interior sin ese personal. Además, esta solución es buena sólo para coyunturas, pero mantener los espacios públicos correctamente debe ser cosa de todos los días, con gente dedicada específicamente a esa tarea. Si con todo el personal municipal actual esto no se puede lograr, no estaría mal subcontratar cooperativas sociales.