Paysandú, Lunes 14 de Enero de 2013
Opinion | 10 Ene De cara al nuevo año, con una deflación en diciembre que el Instituto Nacional de Estadística (INE) atribuye al descuento especial en las facturas de UTE, y cuya masificación para incidir decisivamente en el IPC es por lo menos dudosa, el 2013 plantea desafíos similares a los del año pasado y también en años precedentes en lo que refiere al manejo de las cuentas públicas, tanto en cantidad como en la calidad del gasto estatal.
Durante muchos años la izquierda, como muchos uruguayos, han considerado el Estado como una entelequia a la que se debe pedir todo porque tiene recursos ilimitados, y está en condiciones de redistribuir riqueza, sacando eventualmente a unos para favorecer en teoría a los más desposeídos. Pero la realidad ha demostrado que gran parte del gasto se pierde en el mar de la burocracia estatal, fallan los controles, y quienes suelen llevarse la parte del león son quienes más ruido hacen y no los que realmente lo necesitan.
Por lo demás, los recursos por regla general se detraen de quienes más trabajan, de los sectores de ingresos fijos y de los empresarios que hacen malabares para subsistir ante el gravoso peso de la presión fiscal y cargas sociales que encarecen costos, todo lo que a la vez realimenta la inflación, por cuanto este mayor costo debe trasladarse a los precios de bienes y servicios que venden si no hay como contrapartida un aumento de la productividad.
Este año el gobierno y su bancada de legisladores tendrán por delante la última Rendición de Cuentas del período con posibilidad de aumentar el gasto, pero a la vez un déficit fiscal por fuera de las proyecciones oficiales. No habrá “espacio fiscal”, por lo que para inyectar recursos en determinados rubros o políticas, primero se deberá analizar de dónde se sacan.
La luz de alerta, según da cuenta El Observador, la encendió Andrés Masoller, director de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas, funcionario que responde al equipo del vicepresidente Danilo Astori, y quien dijo que no existe “espacio” para “continuar elevando el déficit fiscal” con incremento del gasto en la Rendición.
Hay legisladores del Frente Amplio que coinciden con la advertencia de Masoller, y así, “para lanzarse a aventuras hay momentos, para invertir hay momentos, para arriesgar hay momentos, y yo no creo que este sea el tiempo de innovar mucho”, dijo a El Observador el diputado del Nuevo Espacio, Horacio Yanes, sobre la posibilidad de incrementar el gasto en la próxima Rendición.
El legislador entiende que se debe “consolidar lo que se tiene” antes de ampliar el presupuesto nacional. “Lo que no quiero es que nos empecemos a plantear espejitos de colores, que hagan que un buen presupuesto, que se cumple y tiene objetivos y logros importantes, quede como si fuera una derrota o con gusto a poco, porque haya sectores o grupos que quieran hacer perfilismo”, aseguró Yanes.
En el año recientemente finalizado el resultado global negativo equivale a 2,8% del Producto Bruto Interno (PBI), déficit global superior a la proyección oficial fijada en la anterior Rendición de Cuentas, que se ubicó en 2,2%.
Por su lado el diputado de Asamblea Uruguay, Alfredo Asti, consideró que no existe para la próxima Rendición un “espacio fiscal adicional”, por lo que se debería preservar la “confianza” para las inversiones. “No hay espacio fiscal adicional, y yo creo que se ha demostrado que el equilibrio fiscal, o el casi equilibrio fiscal, es necesario para poder consolidar otro tipo de variables, entre ellas, obviamente, todo lo que es la generación de confianza que se necesita para la llegada de inversiones”, dijo
Pero como es sabido, dentro de la fuerza de gobierno existen dos perfiles fuertemente identificados, y al astorismo se contraponen sectores afines al mujiquismo y al Partido Comunista, entre otros, que creen que es posible seguir aumentando el gasto sin tener consecuencias.
El mentado “giro a la izquierda” que reclaman estos grupos no es otra cosa que más asistencialismo y políticas voluntaristas, que es lo mismo que ir en la dirección de aumentar el gasto, sin medir la calidad ni los resultados. Es de esperar que en este tironeo en el que el juez es el presidente José Mujica, prime la sensatez y no la idea de vivir el presente como sea, con tal de hacer lugar a las ideologías y las utopías, sobre todo en la antesala del período electoral.
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