Paysandú, Jueves 17 de Enero de 2013
Locales | 13 Ene El bolsillo y el hoy
Al terminar 2012, he reafirmado la idea que, al hombre, mientras tenga dinero en el bolsillo hoy, lo demás poco interesa, ensoberbecido por una situación externa favorable a nuestros intereses, tal vez solo comparable a la post Guerra, desaprovechándola tristemente y actuando como si la fiesta fuera eterna. Nada importa: el respeto a la vida, la pérdida general de valores, del sentido de convivencia, la brecha social, la falta de voluntad de acordar políticas de estado, de respeto a la constitución o a tratados internacionales.
Prueba de esto son: A) El aumento de los homicidios, con niveles alarmantes según nuestra densidad poblacional y la realidad de inseguridad permanente en que vivimos. B) La falta de valoración del trabajo, auspiciado por políticas asistencialistas, mucho peores que el pésimo clientelismo de Estado. A siete años de implantadas, todavía no han logrado métodos eficaces para retirárseles a aquellos padres que incumplen con lo más elemental, como es mandar a sus hijos a la escuela; no hablemos ya de obligarlos a trabajar como contraprestación lógica. C) La enseñanza pública, manejada en su provecho por corporaciones, donde en otra época nos formamos orgullosamente casi todos, que es cada vez más de segunda, ya que todo aquel que tiene aspiraciones de que sus hijos se superen y puede, los manda a la enseñanza privada, desintegrando socialmente a quienes más la necesitan para su formación integral. D) La pérdida de calidad de salud, desbordando las mutualistas. Pero a pesar de tener menos pacientes el Estado mantiene la Salud Pública y acrecienta su presupuesto con cada vez peores prestaciones. Además impone monopolios de insumos. E) Una política exterior caótica, a contramano de la orgullosa tradición de seriedad y respeto, con una sumisión ante Argentina vergonzante en comercio, UPM, dragado de Martín García, incumplimiento flagrante de la letra del Mercosur con el ingreso de Venezuela, desconocimiento de la soberanía paraguaya en la aplicación de su constitución. F) El cada vez más cercano “apagón logístico”, según Mujica, sin reparaciones de fondo o construcción de nuevas carreteras, ferrocarril prácticamente inexistente y velocidades que harían morir de vergüenza a los propios inventores, hace más de 100 años. En momentos de imperiosa necesidad de capacidad de transporte y a pesar de la ley de inversión pública-privada. G) Desprecio por la capacidad intelectual de la población, en el culebrón, costoso y pésimamente guionado, por decir lo menos, de Pluna. H) Decisión de limitar los contenidos de los medios de comunicación, haciendo “honor” a sus raíces totalitarias. I) Apoyo irrestricto a la autogestión, por su anteojera ideológica, a toda empresa fracasada, con compromiso de las finanzas del país, es decir de todos, con más que dudoso retorno.
Frente a este pequeño y seguramente incompleto racconto, nuestro gobierno además: Desconoce dos plebiscitos sobre la ley de caducidad; distrae y se embarca en discusiones que solo satisfacen a minorías, como la legalización de la marihuana puerta de entradas a drogas duras o el “matrimonio” igualitario, con la aberrante permisividad de la adopción. Despenaliza el aborto en el siglo 21, cuando la mujer tiene un sin número de métodos anticonceptivos a su alcance. Como si esto no bastara, en estos días nos han sorprendido con la idea de implementar una regalía general básica, que solo ellos sabrán de donde provendrán los recursos. La inflación nos hace cada vez más caros, con un gasto público desbocado perdemos competitividad día a día, aplicamos medidas erradas que bajan aún más el dólar --película esta que sabemos cómo termina, vastos sectores exportadores o proveedores del mercado interno y sus asalariados en serias dificultades--. Sobre la reforma del estado “que hará temblar las raíces de los árboles” ni noticias y en vez de achicarlo lo agrandamos. La permisividad de armas. Nada bueno augura el mentado “más de izquierda”, que importantes grupos del FA promocionan. ¿Esto se traduciría, en dejar la intervención estatal contra natura en los precios e iremos hacia un estatismo liso y llano como en sus exitosos socios de la “Patria Grande”, Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia? ¿Seguiremos cargando de impuestos al emprendedor honrado, para tratar de balancear un gasto público rígido, tarifas récord y déficit fiscal en aumento? ¿Seguiremos tolerando la informalidad y atacando solo el comercio establecido? Así vamos, al ritmo del corporativismo sindical, del asistencialismo desembozado y la intelectual ortodoxa de izquierda, donde el grueso de sus votos.
Nuestro “culto y envidiado desde el exterior” --¿e interior?-- presidente mantiene su “chabacanería”: “como te digo una cosa te digo la otra”, “por el poder, me abrazo a cualquier culebra”, “lo político prima sobre lo jurídico”, “se ha gastado tanto que, qué importa un poco más”, el trato socarrón con la prensa con un lenguaje propio de una rueda de “boliche” o los consejos de “buen abuelo” con su filosofía barata, impropia de su investidura. Ojalá en 2013 continúe el viento a favor para todos, aunque las reformas, de fondo, tan necesarias para ser como podemos y debemos, un país de primera, se sigan postergando peligrosamente, adormecidas por el bolsillo y el hoy. C.I. 2.837.857-0
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