Deportes | 14 Ene La selección Sub 18 de Paysandú no alcanza a convencer, aunque por otro lado, da la impresión de que puede mejorar.
El equipo sanducero entra muy desconcentrado en los primeros minutos de juego, ingresa al campo de juego como no sabiendo para qué lo hizo, y eso es algo que juega muy en contra, ya que pierde consistencia en todas sus líneas
En el equipo hay buenos jugadores, con buenos atributos como para jugar a otra cosa y lo demuestran cuando ponen lo que tienen que poner.
Pero si las oportunidades no se aprovechan al máximo o cuando se las tiene, se desperdician, los resultados no son los mejores, y eso es lo que le ha pasado a la Sub 18.
No siempre el que domina el juego es el ganador del encuentro, porque si no se aprovechan las ocasiones, los resultados terminan siendo adversos. Porque el rival también juega, y muchas veces con una sola chance, liquida el partido.
A esta selección Sub 18 de Paysandú le pasa que cuando se le “quema el rancho”, salen todos a apagar el fuego y por momentos parece controlarlo, pero generalmente le queda un tronco encendido y luego a la fogata no se la puede apagar a tiempo.
La sensación que deja este combinado juvenil sanducero es que juega a media máquina, pero cuando el rival lo apura, saca a relucir su talento y su capacidad para dominar al adversario.
Pero le sucede que siempre le queda algo por dar, y al final no logra salir airoso, y los resultados están a la vista. Daniel Bazet Fernández.