Paysandú, Domingo 20 de Enero de 2013
Policiales | 13 Ene Tres sujetos poseedores de antecedentes penales fueron capturados por la Policía y confesaron su participación en el asesinato de Socorro Ramírez, de 76 años, cometido en la medianoche del jueves cuando dormía junto a su esposa Nélida, de 72, al copar su casa en el establecimiento rural “El Rinconcito” de la zona de Paso del Sauce, en Arroyo Negro, hecho esclarecido en apenas 17 horas.
Como se informó, desde la casa de la hija de Ramírez se pidió por teléfono, próximo a las 5 de la madrugada, la presencia de la Policía. En respuesta acudió personal de la Seccional 13ª con asiento en Piedras Coloradas y, tras descubrir el macabro hecho, indagaron en primera instancia a la esposa del fallecido.
En estado de shock, la señora logró relatar que, horas antes, dormía junto a su esposo cuando la despertó el ruido causado por la irrupción --mediante la rotura de la ventana del dormitorio-- de desconocidos que la maniataron y amordazaron, primero a ella y luego a su esposo, con cuerdas y la propia ropa de cama.
Suplicaba por él
Los malvivientes comenzaron a exigirle a su esposo una fuerte suma de dinero que, según ellos, estaba escondida en la casa, mientras presionaban su rostro con una almohada, amenazando con asfixiarlo si no cedía a sus demandas. Mientras ella suplicaba por la vida de su esposo, éste, agobiado por la situación, solo acertaba a responder a los copadores que ese dinero se encontraba “por ahí”, impedido de señalar un sitio preciso ya que --como se comprobó posteriormente-- el dinero que le requerían lo había guardado en múltiples lugares que, desconcertado por la violencia del momento, seguramente no recordaba con exactitud.
Mientras uno de los malvivientes continuaba apremiando a Ramírez, los restantes revolvieron la casa completamente, pero solo pudieron hallar una cartera con 12.000 pesos. Ante ésto, el individuo que urgía al dueño de casa presionó con mayor fuerza el rostro del infortunado que, al padecer problemas respiratorios, tuvo una crisis y falleció. Asustados ante tal resultado, los copadores huyeron sin haber logrado su objetivo principal.
Terror interminable
Durante interminables horas, la dueña de casa luchó, junto al cuerpo de su esposo fallecido, para librarse lentamente de las ataduras. Cuando pudo hacerlo, atravesó trabajosamente, en medio de la madrugada, un chilcal de 800 metros de extensión que separa su casa de la de su hija para que el esposo de ésta llamara finalmente a la Policía.
Hasta la casa en donde se produjo el crimen se trasladaron autoridades del comando de Jefatura de Policía, personal de Policía Técnica y el juez de Paz Mario Gabín, quien inmediatamente dio intervención al juez penal.
Una minuciosa inspección de la casa permitió descubrir el botín buscado por los malvivientes; 150.000 pesos y 5.000 dólares que habían sido escondidos por Ramírez en los sitios más recónditos e insólitos de la finca, como hendiduras de paredes y muebles, ya que no confiaba en sistema financiero. El dinero, producto de tres años de ahorro, estaba destinado a adquirir un automóvil especial para lisiados, ya que el fallecido sufría una diabetes que determinara años atrás la amputación de su pierna derecha, a la altura de la ingle.
La pista clave
Inmediatamente, personal de la Seccional 13ª indagó el entorno del fallecido y así supo que un hombre de 61 años, poseedor de antecedentes penales y domiciliado en La Tentación, había trabajado en casa de Ramírez y conocía todos sus movimientos, por lo que fue detenido. Indagado, dijo que había comentado en su entorno familiar sobre el dinero ahorrado por Ramírez y la renta de un campo efectuada recientemente por el hombre. Así, se conformó un equipo compuesto por funcionarios de la seccional actuante, Dirección de Investigaciones, Seccional Cuarta y los propios integrantes del comando, quienes montaron un operativo en Barrio Norte y condujeron a Juan Burgos, de 40, años, hijo del hombre que trabajara para el fallecido. Este confesó que al enterarse por su padre del dinero existente en casa de Ramírez, planificó –durante una semana-- junto a sus amigos Jorge Duarte, de 19, y Jean García, de 22, el copamiento. Dijo que fue él quien usó la almohada para apremiar a Ramírez pero que en ningún momento pretendió asfixiarlo. Seguidamente, fueron detenidos en el mismo barrio sus dos cómplices, quienes se limitaron a corroborar lo expresado por el primer detenido.
Luego de aclarar en apenas 17 horas el crimen --a pesar de que fue revelado cinco horas después de cometido--, la Policía informó de lo sucedido al juez penal, quien dispuso la conducción de los detenidos a primera hora de la mañana y el emplazamiento de testigos. Al finalizar la jornada, el magistrado tomó declaración nuevamente a los detenidos hasta altas horas de la noche y finalmente se resolvió su procesamiento. Sin embargo al cierre de la presente edición, ni el magistrado ni la fiscal habían resuelto los delitos que tipificarían a cada uno de los malvivientes.
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