Paysandú, Domingo 20 de Enero de 2013
Opinion | 19 Ene La apicultura en nuestra zona está pasando por un mal trance, como consecuencia de una primavera que presentó excesos de lluvias y una mala floración, como factores de la naturaleza que inciden para que la producción haya mermado y afectado la ecuación económica de los productores.
Según indicara a EL TELEGRAFO el directivo de la cooperativa Calapis e integrante de la Comisión Nacional de Fomento Rural, Amado Ferraris, los productores apícolas de varios puntos del país señalan que “atravesamos el peor año para la apicultura en Uruguay desde hace cuarenta años”.
Lo ocurrido en 2012 se dio sin embargo en un año que pintaba bien para el sector en cuanto a la producción, por cuanto a la salida del invierno las colmenas se perfilaban muy bien, con buenas reservas, y había buena humedad en el suelo y buena floración.
Sin embargo, la sucesión de lluvias afectó la floración y no hubo prácticamente producción de miel, desde que las colmenas consumieron las reservas y fue seriamente afectada la capacidad de producción.
Ello se ha traducido en que pese a que se preveía que en noviembre y diciembre salieran los primeros tambores de miel, los recipientes estuvieran prácticamente vacíos, lo que significó un serio inconveniente desde el punto de vista económico para los productores, que tampoco la han tenido todas consigo en cuanto a los precios.
Es que más allá de los problemas ocasionados por la fumigación en determinados cultivos agrícolas, que afectan a las abejas, es indudable que no estamos ante un tema nuevo, al igual que los inconvenientes climáticos, que en otros momentos han acontecido y que han podido ser superados, aunque no sin avatares, por cierto.
Pero en la coyuntura actual, este como otros emprendimientos de riesgo que dependen de lo que venden al exterior, el factor agravante es la relación cambiaria, porque con un dólar a 19 pesos, y un alto costo del gasoil, además de un valor del kilo de miel de poco más de dos dólares, a la hora de traducir los ingresos a pesos rinden cada vez menos, porque todos los insumos se han encarecido.
Por lo tanto, más allá de los inconvenientes propios, la apicultura refleja parcialmente el escenario de muchos exportadores, afectados por la relación cambiaria y la inflación en dólares que corroe su rentabilidad, haciendo que no sea oro todo lo que reluce.
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