Opinion | 17 Ene El primer recambio de turistas del año puso a prueba las medidas de contingencia establecidas en el puente internacional General Artigas para evitar los ya históricos congestionamientos y esperas que tanto incomodan a los turistas y, de alguna forma, perjudican la imagen del país dado que no por viejo el asunto se hace más llevadero.
No obstante, y siempre con la premisa de que todo es perfectible, se están registrando algunos avances en materia de reducción de tiempos de espera para el cruce gracias a la incorporación de mayor cantidad de funcionarios en puestos clave, como es el caso de Migraciones.
Los números primarios de estas jornadas de recambio turístico indican que aproximadamente 7.000 personas por día están cruzando el puente en ambos sentidos, tratándose fundamentalmente de viajeros que inician o regresan de sus vacaciones. Aunque tradicionalmente el recambio es el 15, este año hubo intenso movimiento en los días previos, que cruzaron el puente sin grandes demoras. Para quien espera llegar al puesto de control para realizar los trámites cada minuto cuenta, máxime si se está en la carretera, al rayo del sol en pleno enero y a mitad de un viaje que en la mayoría de los casos es muy largo.
No obstante, y aun considerando que en la víspera hubo demoras de media y hasta una hora, es importante no perder la perspectiva y señalar que la situación evidencia mejoras en comparación con lo que históricamente ocurría en estas fechas.
Seguramente, todos recordamos los últimos veranos, en los que las esperas eran de hasta tres horas y la fila de autos se extendía por varios kilómetros, llegando en alguna oportunidad prácticamente hasta la intersección de avenida de las Américas y Ruta 3.
Demoras de entre 15 y 30 minutos el martes y hasta una hora ayer, representan esperas sustancialmente menores a las históricas para la fecha.
Seguramente, es necesario ajustar algunas de las medidas dispuestas para agilizar aún más el cruce. Asimismo, sería deseable que pronto pueda estar operativo el proyecto de un único control para quienes cruzan el puente mediante la posibilidad de compartir la información los organismos de contralor uruguayos y argentinos --evitando el doble ingreso de datos que actualmente se realiza-- lo que reduciría a la mitad los actuales tiempos de demora. No obstante es un aliciente que las cosas estén empezando a mejorar.