Paysandú, Miércoles 23 de Enero de 2013
Deportes | 19 Ene El ex ciclista estadounidense Lance Armstrong, siete veces campeón del Tour de Francia, admitió haberse dopado a lo largo de su carrera, algo que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) confirmó hace algunos meses, lo que llevó a que se le retiraran los títulos obtenidos y se le suspendiera de por vida.
El Comité Olímpico Internacional (COI) también envió una carta a Armstrong el miércoles por la noche para pedirle que devuelva su medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
La mentira se terminó. Uno de los grandes ídolos deportivos de los últimos años terminó siendo un fiasco, un gran simulador. Ahora, en la TV, reconoció que las acusaciones que negó una y otra vez descaradamente, eran ciertas.
“Todo lo que se dijo de mí en el informe que presentó la USADA es correcto, menos que me dopé los años del 2009 y 2010 (cuando volvió para disputar el Tour de Francia), y eso fue lo que me enfureció y no admitiré”, destacó Armstrong durante la entrevista que le realizara la periodista Oprah Winfrey.
Antes, había admitido haberse dopado durante toda su carrera como profesional, haber tomado todo tipo de sustancias prohibidas y haberse hecho transfusiones de sangre para tener mejor rendimiento en los siete Tours de Francia que ganó.
Armstrong admitió en la entrevista que su cóctel incluía EPO, tranfusiones de sangre y testosterona, entre otras, y dejó en claro que, de no haber sido por eso, no era humanamente posible ganar el Tour de Francia siete veces consecutivas.
“Yo lo veía muy sencillo, yo veía esos métodos para mejorar mi rendimiento e ir más rápido. El sistema de pruebas no era tan complicado y había pocos exámenes fuera de competencia. En carrera estábamos limpios”, confesó.
“Esta historia fue tan perfecta durante tanto tiempo. Y me refiero a que, como yo trato ver la situación y lo miro. Supero la enfermedad (tuvo cáncer testicular), gano el Tour de Francia siete veces. Tengo un matrimonio feliz, hijos. Quiero decir, es sólo la historia perfecta mítica, y no era cierto”, remarcó.
Tras reconocer que nadie lo obligó a doparse, Armstrong afirmó que “estoy aquí para reconocer mis errores y pedir disculpas. Los cinco que no se doparon en aquellos Tour de France fueron los verdaderos héroes. Nuestro sistema era profesional e inteligente, sin riesgos, con precaución, pero nuestro programa de dopaje no fue el más grande. No inventé esa cultura, pero no hice nada por detenerla”.
Al preguntársele por qué admitió ahora haberse dopado cuando pasó 13 años negando la situación, dijo no tener “una gran respuesta”. “Voy a empezar mi respuesta diciendo que esto ha llegado demasiado tarde. También es demasiado tarde, probablemente, para la mayoría de la gente, y eso es culpa mía. Vi esta situación como una gran mentira que he repetido muchas veces, y como usted ha dicho, era como si hubiese aceptado el no y no quería salir de esa situación”, agregó.
Lance Armstrong fue, sin lugar a dudas, uno de los íconos deportivos de la última década. Un ciclista que se repuso a la adversidad tras haber vencido incluso al cáncer. Armstrong fue un ídolo a nivel mundial. Hasta hace pocos meses, el rey del Tour de Francia era todo un ejemplo a seguir. Pero terminó siendo el rey de la mentira.
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