Locales | 27 Ene Con la finalidad de resolver cómo ayudar a las personas con discapacidad de movilidad severa mediante los dispositivos informáticos y electrónicos aplicados, Alfredo Causa, Matías Rodríguez, Richard Garré y Emiliano Galmarini, integrantes del club de ciencia S.H.I Designs, desarrollaron “Chairtec”, una silla de ruedas controlada por la voz.
Como ganadores de la Feria Nacional de Clubes de Ciencia de 2011, participaron en 2012 en la Feria Internacional Intel, desarrollada en Estados Unidos, donde obtuvieron importantes distinciones. Actualmente continúan trabajando en el proyecto, que volvieron a presentar en la Feria Departamental de 2012 y posteriormente en la Feria Nacional realizada en Minas, donde obtuvo el IEEE, consistente en asesoramiento logístico técnico desde el exterior.
El equipo que compone S.H.I. Designs, entrevistó y trabajó en conjunto con el Instituto Canadá de de Rehabilitación, el cual “abrió sus puertas y se puso a disposición de implementar nuestro proyecto”, dijeron los integrantes del grupo orientado por el profesor Sergio Capillera.
Además, destacaron que dicho instituto siempre estuvo dispuesto a ayudar al equipo, siendo éste el que donó una silla de ruedas que estaban por desechar, que se recicló y utilizó para elaborar la Chairtec.
El proyecto está dirigido a personas con problemas de movilidad severa, quienes mediante el empleo de la silla de ruedas dirigida por la voz no dependerán de otra persona para su traslado. “Esto evitará que la persona realice esfuerzo físico, mejorando su calidad de vida. Con una muy detallada investigación y planificación, se logró resolver el problema, con la intervención de un prototipo de una silla de ruedas controlada y dirigida única y totalmente por la voz de la persona, de forma útil y práctica, permitiendo que no dependa de un tercero para movilizarse”, afirmaron.
El sueño de
producción industrial
Mientras continúan con sus estudios, los jóvenes sueñan con el día en que su proyecto deje de ser un prototipo para tener un desarrollo de producción industrial, con precios accesibles para muchas personas en Uruguay. En este sentido, dijeron que no se fabrican este tipo de sillas de ruedas en el país y las que se pueden importar tienen alto costo. “Actualmente las sillas eléctricas hay que traerlas de Brasil o Argentina con un costo de más de 4.000 dólares más gastos de importación”, indicaron.
Han iniciado contactos con metalúrgicas y en especial recibieron el ofrecimiento de una de la ciudad de Minas con la capacidad de producir en serie. Actualmente analizan costos y materiales para el diseño industrial de la silla.
Mientras tanto, han realizado varios avances en el prototipo. “Mejoramos la autonomía de las baterías, en tanto que a partir de la utilización de nuevo software se pudo reducir considerablemente el tamaño y peso de la caja principal y permite que la silla pueda transportar una persona de más de 100 kilos”, explicaron.
Con la incorporación de una batería que se recarga por energía solar conectada a la caja principal, se asegura la autonomía de la silla en caso que la batería principal se agote en uso.
“En ese caso, con la reserva de energía de la batería solar, se puede activar un mensaje por GPS para que los familiares de la persona con discapacidad puedan saber dónde se encuentra”. Además, el uso de tecnología de software libre Arduino permitió reducir notablemente el tamaño de la caja principal y su peso, que pasó de estar en el posterior de la silla a debajo del asiento.
“Ahora puede soportar algo más de 100 kilos de peso. Introducimos mejoras para que la silla tenga un modelo más ergonómico y que sea plegable”, detallaron.
“Por otra parte, actualmente avanzan en el proceso necesario para patentar la silla, habiéndose determinado que no existe en Uruguay otra de sus características patentada en Uruguay. El software que la hace funcionar ya está patentado, el proceso para patentar el hardware es un poco más largo y contamos para ello con la colaboración de los padres de los estudiantes”, dijo el profesor orientador.
“Creemos que el proyecto ha tenido un gran impacto, incluso hay personas que han aportado diseños para mejorar estéticamente la silla, por lo que creemos que la gente quiere que se siga trabajando en el producto”, dijeron los jóvenes, quienes agradecieron una vez más la colaboración de autoridades, empresarios y vecinos de Paysandú para que el equipo entero pudiera viajar el año pasado a Estados Unidos.
“Queremos agradecer a toda la gente que desde el primer momento confió en nosotros y nuestros trabajo”, agregaron.