OPINION

Locales | 27 Ene ¿Y si apostamos a
la seguridad?
Los primeros días de enero, después de trabajar todo un año, decidimos salir de vacaciones. Preparamos todo para el viaje y tampoco olvidamos la seguridad de nuestra casa la cual quedó cubierta por una empresa de seguridad.
Apenas unos días después de nuestra partida, alrededor de las 23.30 de un día que quedó marcado en nuestras vidas, recibimos el aviso de la empresa Viseport, en el cual nos comunicaban que habían entrado a nuestra casa.
Por suerte y gracias a los guardias de seguridad de esta empresa y funcionarios policiales de la Seccional Primera, el ladrón no pudo concretar su robo. Pero sí rompió una ventana de madera, un vidrio y entró a nuestro hogar.
Violó la intimidad de nuestra casa, conoció algo sagrado para nosotros, nuestro hogar.
Como reflexión nos deja muchas cosas, por supuesto todas negativas: no hay la más mínima seguridad en nuestra ciudad y en el resto del país.
Vivimos con miedo, nuestras casas son verdaderas cárceles a las que puede entrar cualquiera. ¡Vaya novedad! opinarán muchos.
En nuestro caso particular, el ladrón no quedó preso pero nosotros sí; ahora a poner más rejas y a vIvir encerrados, mientras este sujeto camina por nuestras calles, robando y por qué no hasta matando si un día es necesario.
¿Qué ha hecho el ministro del Interior para revertir esta maldita inseguridad?
La sensación térmica pasó a ser una triste y penosa realidad, los que pagamos impuestos nacionales y departamentales, aportes jubilatorios, para la salud, etcétera, nos bancamos todo. Pagamos para ayudar a esta gente que recibe limosnas del Gobierno Nacional y muchos de ellos --no todos-- como contrapartida por lo que reciben sin trabajar, nos roban y matan.
Quizás sin tantas palabras bonitas y modernas, inventadas para hacer creer que todo está bárbaro, deberíamos fortalecer valores perdidos, inculcar a nuestra gente que los beneficios que recibe debe devolverlos a la sociedad con trabajo, realizando su aporte en beneficio de tantas instituciones o lugares públicos que lo necesitan. Comprendamos que “en la vida nada nos es regalado”. C I. 3.670.949-2 CI.3.713.531-9