Locales | 27 Ene Esa fue la pregunta que se hicieron los alumnos de la maestra Rossana Teske, de la Escuela Nº 4 “Ángela A. Pérez” cuando ésta llevó un extraño objeto a la clase para comenzar a trabajar el tema “fósiles”.
Era en realidad un tronco petrificado, que motivó la curiosidad y las ganas de trabajar investigando. De allí nació la idea de hacer un club de ciencia y también el nombre del mismo: “Los troncopiedras al rescate”. La curiosidad y ganas de aprender los llevó a las ferias departamental y nacional de Clubes de Ciencia. El club está integrado por Flavia Soria, Micaela Lisadini, Gwyneth Kolesnick, Florencia Curti, Fátima Gómez, Luciana Cairo, Mariana Poggio, Alfonsina Acosta, Antonella Morales, Julieta Candia, Indra peralta, Micaela Rosano, Agustina Roldán, Gonzalo Acosta, Damián Sastre, Christian Rodríguez, Emiliano Maristán, Iván Martínez, Ariel Saldivia, Santiago Laenen, Bryan Campbell, Samuel Ayres, Luciano Lancieri y Ángel Fernández.
“Desde el primer momento tuvimos el problema de saber qué era lo que estábamos observando, tocando y manipulando. Los niños manejaron posibles nombres para el objeto, tales como piedra de lava, troncopiedra, hueso que con el tiempo cambió de color, piedra fundida, piedra del agua. Trabajamos a partir de la hipótesis de que era una piedra que no se considera como fósil”, explicó Rossana Teske, orientadora del club.
Con la idea de saber realmente de qué se trataba y categorizarlo o no como fósil, el grupo aprendió mucho sobre los fósiles y recibió asesoramiento de personas idóneas, además de difundir investigaciones y trabajos en la escuela y la comunidad.
El trabajo contó con el asesoramiento del geólogo Martín Appratto que brindó una charla, y de Iván Grela, de Forestal Oriental. La investigación se realizó principalmente con material disponible en Internet pero también de revistas, diarios y libros que permitieron ir descartando ideas acerca del objeto en estudio.
Al identificarse como tronco petrificado, comenzaron a profundizar en el conocimiento de los mismos, con la ayuda del director del Museo de Geociencias de Tacuarembó, Jorge da Silva, con quien se mantiene contacto vía correo electrónico, aportando valiosa información y datos para investigar.
La conclusión a la que llegaron es que el objeto estudiado es una piedra y también un fósil, rompiendo con la tradicional y recortada idea que se tiene de los mismos. “Nos enteramos que estas cosas a las que no le damos valor, en otros lados se usan como piedras semipreciosas. En el Municipio de Mata, en Río Grande del Sur, se encontraban a flor de tierra y hoy está prohibido recolectarlos aunque en su momento existió una fábrica que hacía joyas, ceniceros y otros elementos decorativos”, dijeron.
“Habitualmente no le damos valor a estas cosas pero es interesante saber que el registro paleontológico que tiene Uruguay es más de lo que habitualmente se piensa”. “Otra de las cosas con las que nos encontramos al momento de estudiar es que no hay ningún museo de referencia en la región para que otros puedan investigar”.
“El intercambio en la feria nacional fue espectacular, una experiencia lindísima. Es una oportunidad para ver en qué están los clubes de otros lugares, cosas similares y diferentes a lo que nosotros hicimos y otras que ni nos imaginamos que pueden aparecer”, dijo la maestra Rossana Teske, orientadora del club, quien agregó que “Paysandú es un orgullo en clubes de ciencia”.
No obstante, lamentó que sólo puedan participar de estas instancias dos alumnos a presentar la investigación en la feria nacional, cuando a nivel de escuelas generalmente trabaja toda una clase.