Paysandú, Sábado 09 de Febrero de 2013
Locales | 08 Feb Prolija, bien cuidada, con lo necesario para la función que tiene y un gran sentido de solidaridad es lo que se ve y se siente al llegar a la policlínica “Mateo Pérez Correa”, inaugurada el día del décimo aniversario del nacimiento de Mateo, el 7 de enero, y como continuación de la que funcionaba en el local de los empleados de Paycueros.
Ya la historia de cómo llegó a instalarse allí este servicio es especial. Mateo Pérez Correa, hijo de Walter y Fátima y mellizo de Daniela, quería ser médico “para atender a los niños pobres”. Tiempo atrás, vieron una casita que estaba en venta y Mateo se la pidió a sus padres. Había muchos arreglos que hacerle, pero el esfuerzo valía la pena para cuando Mateo fuera grande.
Sin embargo, Mateo falleció repentinamente. Los arreglos y reformas de la casa quedaron sin culminar. Más tarde, cuando en julio de 2011 la policlínica de ASSE que estaba en el local de los empleados de Paycueros debió dejar el lugar, los integrantes de la comisión empezaron a buscar locales alternativos.
Al hel, muy lejos
Mientras tanto, ASSE definió que los más de mil usuarios de la policlínica fueran atendidos en un salón en el Hospital Escuela del Litoral, cerca del pabellón siquiátrico. Demasiado lejos de su barrio, la gente estaba preocupada por el traslado hasta el HEL de niños y adultos mayores, justamente los más numerosos en el padrón de la policlínica.
Walter, trabajador de Paycueros, conocía a Julio Amaro, también ex trabajador en la curtiembre e integrante de la comisión de la policlínica. Junto a su señora, Fátima, supieron el problema de la falta de local y decidieron ceder la casa de su hijo a la policlínica.
“Mateo quería ser médico, y qué mejor que su casa sea ahora la policlínica”, comentó su mamá. “Es como si siguiera correteando por estas habitaciones cuando veníamos a arreglarla de a poco”, recordó.
Y es así como en Larrañaga 809 casi Baltasar Brum funciona la policlínica del barrio, llamada “Mateo Pérez Correa”, según el relato de Gladys Machado, Laura Giamberini, Fátima Correa, Julio Amaro, Walter Collazo y Walter Pérez.
Por más servicios
La atención médica y de enfermería se cumple de 7 a 13 a cargo de profesionales dependientes de la Administración de los Servicios de Salud del Estado y se atiende a los usuarios de la salud pública. Hay atención de medicina general, parteras, ginecología, pediatría, planificación familiar y hasta hay una clínica anti tabáquica. Además, a cargo de enfermería, todos los días se toma la presión arterial, y se hacen análisis de glicemia.
Las comodidades de la casa permitieron construir dos consultorios completos, uno de ellos con baño y duchero para ginecología, salas de espera, y tienen la idea de incorporar un consultorio odontológico.
Si bien ASSE pone el personal técnico y algo de mobiliario, el mantenimiento del edificio, la luz y el agua son pagados por la comisión.
Las principales reparaciones se hicieron con 165.000 pesos que obtuvieron por el Presupuesto Participativo y el apoyo de mucha gente, como por ejemplo los trabajadores de Paylana en el seguro de paro, que mientras hacían cursos en Inefop practicaban haciendo las reparaciones en la casa, y el propio Walter Pérez, que hace las reparaciones sanitarias y eléctricas.
De todas maneras, para continuar con la atención a esos 1.200 usuarios, además de distintos beneficios, tienen un sistema de socios colaboradores por 50 pesos por mes, según explicaron a EL TELEGRAFO algunos de los integrantes, instando a colaborar a todo quien pueda hacerlo.
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