Paysandú, Sábado 09 de Febrero de 2013
Opinion | 09 Feb Con una inflación que a fines de enero se situó en el 8,72 por ciento y con tendencia que se acerca al temido diez por ciento, en que se disparan una serie de reajustes que solo realimentarían la espiral inflacionaria, es evidente que en los hogares más necesitados, en los que el rubro alimentación y gastos del hogar se lleva la mayor parte de los ingresos, el aumento de precios fue muy superior a lo que establece el IPC.
Es que al ir al supermercado, al almacén del barrio, el ciudadano común se encuentra con que los artículos de primera necesidad han tenido en poco tiempo incrementos que en algunos casos superan el 20 por ciento, y en su gran mayoría el 8,72 por ciento que indican los índices del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Pero recientemente, en diálogo con periodistas, el presidente José Mujica dio que “no pasa nada con la inflación” y argumentó que hubo épocas en las que le tocó vivir con el 70 o el 80 por ciento de inflación. El mandatario refiere a épocas en los que sí hubo esa inflación y aún más, en que se superó abiertamente el cien por ciento, y que dio lugar a la creación de un organismo de contralor de precios como la Coprin y luego la Dinacoprin, que tuvieron una duración efímera.
Esas eran épocas de caos, precisamente, de grandes turbulencias sociales y económicas, en las que el propio movimiento tupamaro que integró el presidente aportó su cuota parte con violencia e inseguridad que potenciaron la crisis y el caos.
Pero naturalmente, ni los uruguayos y ni el propio mandatario quieren retrotraerse a esos aciagos tiempos, empezando por la inflación, y nos afiliamos por lo tanto a lo que poco tiempo atrás manifestara Mujica, en el sentido de que la inflación es un impuesto que castiga a los más débiles, a los sectores de menores recursos de la población, sobre todo de ingresos fijos como trabajadores y pasivos. Esta flagrante contradicción, el “como te digo una cosa te digo la otra” , de acuerdo al talante del presidente, puede sembrar confusión en quienes siguen ciegamente las reflexiones del mandatario, pero al ciudadano objetivo, que reflexiona, seguramente le da que pensar en cuanto a lo que realmente cree el titular del Poder Ejecutivo sobre determinados temas. Y, para ser benignos, creemos que en la última oportunidad el jefe de Estado dio una respuesta de ocasión, contrariado por el pronunciado aumento de precios, y que realmente sigue pensando que la inflación es un flagelo que afecta siempre a los más débiles.
Y sobre todo, que piensa actuar en consecuencia, con medidas reales y no con intentos de “maquillaje” como se hizo en diciembre con UTE Premia y acuerdos temporales con cadenas de supermercados.
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