Paysandú, Martes 12 de Febrero de 2013
Opinion | 11 Feb Según dio cuenta recientemente el director general de Primaria, Héctor Florit, la tasa de repetición en las escuelas fue de 5,6% durante el año 2012, el registro más bajo de la década, e implicó la reducción casi a la mitad del indicador en diez años, ya que en 2002 alcanzaba el 10,3% de los escolares.
Florit dijo a El Observador que los repetidores durante 2012 fueron alrededor de 15.000 niños, lo que indica que los alumnos no promovidos el año pasado fueron mil menos que en 2011, cuando la tasa de repetición alcanzó el 6,1%. Desde 2008 el indicador se había mantenido en el entorno del 6%, por lo que el jerarca dijo que alcanzar el umbral del 5% “es un paso muy importante”.
En el año 2000 la repetición llegaba al 10,3% de los escolares, en 2001 aumentó a 10,4%, aunque a partir de 2002 y hasta 2009 los descensos fueron un promedio de medio punto anual. Cuando asumió el gobierno del Frente Amplio en el año 2005 el indicador alcanzó el 8,1% y tras el primer año de gestión se ubicó en el 7,9%, subrayó, en tanto al ser consultado sobre los motivos que generaron la disminución del porcentaje de no promovidos, el director de Primaria sostuvo que se debe a la aplicación de políticas educativas de acompañamiento de niños, sobre todo los más vulnerables por su contexto social.
Pero claro, hay más de un camino que conduce a Roma, y en este caso nos viene a la memoria el título de una película protagonizada por el actor cómico Jerry Lewis, que decía: “No suban el puente, bajen el río”, que sería más o menos lo mismo cuando se busca el mismo resultado.
Y el punto radica en que el objetivo trazado por la autoridades de Primaria es que parece que más importante que aprender es no repetir, y hay coincidencias en que se han bajado las exigencias a los alumnos para promoverlos de grado, lo que significa que se promueve a niños que no tienen los conocimientos para acceder al grado siguiente, y se está por lo tanto tejiendo un autoengaño. Porque a menos que se bajen las exigencias en todas las ramas de la enseñanza, incluyendo para seguir una carrera a nivel terciario, en algún momento quien no está capacitado deberá enfrentar la realidad y tratar de ponerse al día.
En este contexto, en momentos que el gobierno y el Consejo Directivo Central (Codicen) plantean rediscutir el uso que hacen los docentes de la repetición como herramienta, Florit negó que los maestros hayan bajado las exigencias. Pese a que los sindicatos de profesores reclaman que los alumnos llegan a Secundaria cada vez con menos aprendizaje, consultado por El Observador el consejero del Codicen en representación de los docentes, Néstor Pereira, también negó que Primaria haya disminuido los niveles de exigencia.
Pero en Secundaria no todos piensan que la realidad sea la que señalan Florit y Pereira, y los números precisamente dicen otra cosa, desde que mientras las autoridades de Primaria proclaman triunfalmente que la repetición ha caído al 5,6% y por lo tanto bajó a la mitad en diez años, en el mismo período el indicador creció 10% en los liceos.
En 2011, los no promovidos llegaron al 29,6% del total del alumnado de Ciclo Básico, aunque en 1º de liceo y en contextos críticos la tasa de repetición superó el 40%, y un informe del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) advirtió que de continuar la tendencia el indicador global alcanzaría el 30% en 2012.
Por lo demás, un indicador de la incongruencia en cuanto a conocimiento y promoción lo da el hecho de que en Montevideo, si bien la promoción de sexto año escolar es casi total, cuando esos niños llegan a primero de liceo repite el 44%, y los que ya repitieron son más vulnerables a la deserción y no culminar el año del ciclo educativo.
Es decir que todo indica que no hay nada que festejar con abatir a la mitad el índice de repetición en Primaria si estos números positivos no condicen con una mejora equivalente, por lo menos, en cuanto a la escolaridad de los alumnos, a efectos de que ingresen a las siguientes etapas de la educación con un nivel de conocimiento que les permita avanzar con base sólida en sus estudios.
Los índices de repetición y deserción en Secundaria indican que precisamente los adolescentes llegan mal preparados para afrontar el desafío de la nueva etapa de estudios, y que de aplicarse el mismo criterio que en Primaria, en cuanto a promover alumnos que no reúnen las condiciones para cursar los grados siguientes, se creará un problema mayúsculo, cuando los jóvenes pretendan cursar una carrera terciaria, aún las de menores exigencias.
Porque hay un límite para la “chatura” y la mediocridad a la hora de formar los profesionales del Uruguay del futuro, a menos que nos sigamos perfeccionando en la Universidad del atar las cosas con alambre y de que todo da lo mismo.
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