Deportes | 18 Feb La selección de Paysandú dio un gran paso rumbo a la clasificación a los cuartos de final de la Copa Nacional de Selecciones, gracias a la goleada por 5 a 2 frente a Rivera en el Estadio Artigas.
El choque de ida de esta nueva fase fue totalmente favorable a la Blanca, que resultó intratable a la hora de mirar el arco rival y, por sobre todas las cosas, contundente cuando estuvo frente a los tres caños riverenses.
Tal como sucedió en el choque anterior, el último de la primera fase, ante Artigas, la selección de Ramón Silvera volvió a hacerse notar de mitad de cancha hacia arriba, para otra vez sumar de a cinco y multiplicar ese número por dos, si se tienen en cuenta ambos compromisos.
Hay dos cosas por demás importante más allá del resultado, que no merece demasiadas explicaciones más que reafirmar que Paysandú enloqueció a una defensa riverense que no encontró nunca la fórmula para frenar la velocidad del rival.
La primera, que no es poca cosa, es que se mantiene el invicto en el Estadio Artigas. A lo largo de cuatro partidos, la Blanca se hizo fuerte jugando en casa y es algo para rescatar, teniendo en cuenta que hacía mucho tiempo que una selección sanducera no lograba hacerse fuerte en casa. Para ello, sin lugar a dudas, ha sido importante la posibilidad de que el escenario sea cedido dos veces a la semana sin inconvenientes, reflejando que el familiarizarse con el Estadio resulta verdaderamente importante a la hora de jugar como local.
La segunda, es que a lo largo de este partido ante Rivera las individualidades funcionaron prácticamente a pleno, lo que llevó a que el equipo se mostrara sólido, con las ideas claras, más allá de que todavía queda por solucionar algunos ajustes defensivos, que nacen en la mitad de la cancha.
Si bien Timoteo Acosta fue uno de los puntales del equipo, enloqueciendo a cuanto defensa se le cruzara en vano por la cabeza tener la receta para frenarlo, la defensa tuvo un buen partido y mostró a Francolino y Rosas haciendo gran partido.
No hace falta pararse demasiado en el excepcional trabajo que partido a partido realiza Soria, en tanto Ríos ha levantado el nivel y Daglio colaboró no solo iniciando el ataque sino también a la hora de defender.
Parodi sigue siendo referente pese a que el torneo no lo ha encontrado en plenitud física, al igual que Patritti, otro de los referentes no solo para el equipo sino para los rivales.
Lo cierto es que, más allá del resultado y del hecho de haber dado un gran paso rumbo a la clasificación, la Blanca va rindiendo lo esperado. Poco a poco, partido a partido, el equipo se siente más aplomado, las piezas se han aceitado y la idea se está asimilando.
Y no es algo extraño, ni es casualidad: era algo de esperar, era lógico darle tiempo al tiempo.
Pero, pase lo que pase en esta historia que está escribiendo la selección, lo bueno es que todavía no se alcanzó el techo en cuanto al potencial que tiene el plantel, y lo que puede brindar adentro de la cancha. Resta todavía mejorar en el aspecto táctico, sobre todo cuando Paysandú no tiene la pelota en su poder, para poder cubrir los espacios que lógicamente quedan cuando se apuesta al ataque, y también en los movimientos defensivos de la última línea para complementarse a la tarea de los volantes.
Pero claro, con un ataque contundente, da para trabajar con tranquilidad a lo largo de la semana.
Los goles brindan la calma necesaria para pensar en la revancha, a la que se irá en búsqueda de la clasificación y, de paso, comenzar a relojear lo que sería un posible cruce frente a Tacuarembó --que goleó a Artigas 6 a 0 en el partido de ida— en los cuartos de final. STB