Paysandú, Miércoles 20 de Febrero de 2013
Policiales | 19 Feb Un hombre de 42 años que se desempeñaba como guía experto en cacerías, en la zona de Saladero Guaviyú, se encuentra a disposición de la Justicia tras dar muerte accidentalmente con un poderoso fusil --del que carecía de guía de propiedad-- a Pedro Marcelo Bernotti Oroná, de 32 años, uno de los hombres con quienes había salido de cacería.
Se trata de M.I.B.C., de 42 años, domiciliado en Quebracho, quien acampa habitualmente en el Saladero Guaviyú y en la isla ubicada frente al mismo. Desde hace más de veinte años es permanentemente contactado desde distintas partes del país por empresarios, propietarios de armerías y otras personas de elevado poder adquisitivo, quienes lo contratan como guía de caza, al igual que argentinos de la zona de Colón, que se trasladan frecuentemente en lanchas hasta su campamento. Desde allí, el “baqueano” guía a quienes los contratan para ingresar a cazar, a distintos establecimientos ubicados junto al río Uruguay.
M.I.B.C. recibió al atardecer del sábado un llamado telefónico desde Dolores de Pedro Bernotti, al que conocía desde hace más de seis años, quien le manifestó su intención de que los guiara a él y a Alejandro Pessi, de 26, en una cacería. Al día siguiente, se encontraron en el campamento de M.I.B.C. y por la mañana partieron en chalana --portando cada uno su arma-- y navegaron ocho kilómetros aguas arriba por el río en dirección al establecimiento “San Andrés”, al que accedieron sin permiso.
El rifle “666”
El guía portaba un rifle Winchester, calibre 243, número 666, carente de documentación, el cual dijo haber comprado a un desconocido en San José; Pessi llevaba otro marca Marlin, calibre 25,06, y Bernotti un rifle Savage, calibre 243.
Luego de caminar por los montes un par de horas, se reunieron nuevamente para almorzar. Posteriormente, volvieron a salir, en esta ocasión por separado. En un momento determinado, M.I.B.C. escuchó dos detonaciones. Seguidamente, se reunió con Pessi y envió entonces un mensaje de texto a Bernotti para saber si había sido él quien había disparado, a lo que el otro hombre respondió que efectivamente lo había hecho y dado muerte a un ciervo macho y otro hembra.
En consecuencia, M.I.B.C. y Pessi partieron hacia el sitio de donde habían procedido los disparos, marchando el guía de caza adelante. M.I.B.C. envió otro mensaje de texto a Bernotti y, al no recibir respuesta, le respondió que se mantuviera donde estaba, y continuaron la marcha. En ese instante descubrió una huella de chancho jabalí, por lo que se inclinó y apartó unas ramas. A unos 50 metros distinguió un bulto que se movía y al pensar que se trataba del jabalí, le apuntó y disparó, pero al escuchar un grito, arrojó el arma y salió corriendo hacia donde había disparado, con Pessi detrás suyo.
No era un jabalí
Al llegar, descubrió que había disparado a Bernotti, quien había caído de cúbito dorsal, recostado sobre dos ciervos muertos, con un orificio de entrada de bala debajo de la axila y dos de salida en el tórax. En una extraña trayectoria, la bala ingresó por la axila, perforó la aorta, dos costillas, salió a la altura de la clavícula y volvió a ingresar.
Al apreciar que había disparado contra el hombre al que debía guiar, el “baqueano” se desvaneció. Al recobrar el conocimiento, tomó el pulso a Bernotti y comprobó que estaba sin vida. Recogió entonces las armas y retornó junto a Pessi al campamento y luego a la Seccional Sexta para dar cuenta de lo sucedido.
Ante esto, hasta el lugar se trasladaron el encargado de esa dependencia, José Curbelo, el director de Seguridad, integrantes de comando y el juez de Paz de la Quinta Sección, Daniel Campot, así como personal de Policía Técnica y una doctora. Guiados por M.I.B.C., comenzaron a buscar la portera para acceder al sitio donde hallarían el cadáver. Una vez localizada la portera, recorrieron unos 700 metros entre el monte y, a unos 20 kilómetros al sur del casco del establecimiento, hallaron el cadáver, debajo de unos árboles.
Una vez que la médica constató el fallecimiento de Bernotti, el juez dispuso el retiro del cadáver; una trabajosa tarea que se debió cumplir a pie por la agreste forestación y la ausencia de caminos. Inmediatamente, tomó intervención personal de la Seccional Séptima, ya que la muerte ocurrió en campos de su jurisdicción.
Ante esto, el juez Penal de Cuarto Turno, Javier Book, dispuso que M.I.B.C. y el compañero del fallecido fueran conducidos a la sede judicial, adonde resolvió que sean trasladados nuevamente hoy.
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