Deportes | 24 Feb RIVERA (Por Santiago Balbis, enviado especial). Hay veces que regocija jugar lindo, y en otras ocasiones lo que vale es alcanzar el objetivo a como dé lugar. Por eso esta vez la selección de Paysandú hizo lo que tenía que hacer y cerró en el complemento un partido complicado ante Rivera, de visita, que terminó perdiendo 1 a 0, resultado que le permitió superar los octavos de final y dar el salto a los cuartos, tras haber goleado en el choque de ida por 5 a 2.
Anoche, en el Estadio Atilio Paiva Olivera, la Blanca le tiró encima toda la experiencia a una selección local que no pudo encontrar los caminos para marcar la diferencia que necesitaba para abrazar un milagro.
Así, se repartieron la pelota. La tuvo uno, la tuvo el otro. Pero más allá de ese ir y venir de ambos equipos, fue Paysandú el que contó con las mejores opciones de gol a lo largo de esa primera etapa. Era de esperarse que Rivera, obligado, entrara al campo de juego a intentar ser protagonista. Por lo pronto, el técnico se la jugó por un par de cambios con respecto al partido anterior, con el objetivo de poder mejorar una endeble defensa que en el partido de ida había recibido cinco goles. Pero también optó por copar la mitad de la cancha, prácticamente plantarse con una línea de tres en el fondo, colocando a Bica no en el lateral derecho, sino unos metros más adelantado.
Y ese cambio le dio resultado. Porque Bica lastimó con sus subidas luego de que Paysandú tuviera en el comienzo mismo del choque, el protagonismo. Primero con varios tiros de esquina a favor, y luego con un gran pase de Daglio, cambiando la pelota para la derecha para encontrarse a Aguirre, que picaba al vacío, para enviar el pase a centímetros del área chica, sin que Timoteo Acosta pudiera definir. Y en el tiro de esquina generado en la incidencia, la Blanca estuvo a punto de marcar la apertura del tanteador.
Rivera reaccionó. Dejó en claro que, con la pelota en los pies podía ser peligroso, sobre todo con las subidas por el lado izquierdo de la defensa sanducera que, tras la salida del lesionado Rosas, tuvo problemas.
Y de los pies de Bica, por ese sector, se originó el gol de Rivera: un centro medido para que Borges saltara cómodo, entre los dos zagueros visitantes.
Paysandú mantuvo la calma, sabiendo que no podría perder la cabeza, amparado en el resultado del choque de ida. Y estuvo a punto de marcar la igualdad, de no ser por una gran atajada del golero tras un cabezazo de Timoteo, y de que el goleador sanducero perdiera una chance inigualable de festejar, cuando en la última jugada del primer tiempo optó por definir al cuerpo del golero en gran contragolpe, solo, mientras Aguirre entraba solo por el medio.
Paysandú estaba abajo en el tanteador, pero no le alcanzaba al local para respirar con tranquilidad. Y con oficio, la Blanca hizo su juego en el complemento. En ese segundo tiempo entreverado, sin chances claras de gol salvo una tapada de Acosta (que repitió sobre el final), Paysandú intentó abroquelarse, mejorar la marca en la mitad de la cancha, e intentar salir rápido de contragolpe.
Así, con el paso de los minutos, Rivera comenzó a perder la cabeza. Quiso ser protagonista pero no tuvo claridad. Y el reloj comenzó a jugarle en contra. Paysandú dejó de lado el buen juego, para asumir el rol que debía asumir: mantener el resultado, intentando pegar de contra.
Para lo segundo, como casi a lo largo de todo el partido, se buscó permanentemente con pelotazos a Timoteo, que peleó todos y cada uno de los balones que le pasaron cerca, aunque sin suerte. Para lo primero, bastó con sacrificarse, plantarse firme y tirarle la experiencia encima a una Rivera que, poco a poco se fue diluyendo en la cancha más allá de querer. La Blanca clasificó gracias a un partido jugado de manera inteligente. Paysandú está en los cuartos de final de la Copa Nacional de Selecciones, y ahora se las verá con Tacuarembó, que anoche empató de visita ante Artigas.