Opinion | 27 Feb La Semana de la Cerveza, la fiesta más importante de la región, el evento turístico de mayor convocatoria durante la Semana de Turismo, no solamente atrae a quienes llegan en plan de paseo, sino también a quienes pretenden hacer buenos negocios a partir de la cantidad de público que se acerca a Paysandú.
Muchos de estos comerciantes o emprendedores llegan para trabajar en el predio ferial de la Semana de la Cerveza, pagando un canon al comité organizador y aprovechando la enorme cantidad de visitantes, cifra que el año pasado fue de 150.000 asistentes.
No obstante, también hay quienes prefieren ubicarse fuera del predio ferial. Entre estos se cuentan quienes residen en las cercanías, especialmente en las calles paralelas que terminan en la zona del Balneario Municipal, que aprovechan para establecer puestos de comida rápida en sus propios hogares o brindan otros servicios, también teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que circulan por esos días en la zona.
Aun hay otros que, no residiendo habitualmente en la ciudad, llegan a Paysandú para hacerse de buen dinero, vendiendo en general dijes, collares y similares de alambre de diferente metal y calidad. Son llamados artesanos, aunque en realidad tienen un oficio, el de ensamblar partes para darles formas diferentes, de acuerdo a patrones preestablecidos, que luego venden a precios accesibles, teniendo como principales compradoras a adolescentes y jóvenes.
Este tipo de vendedores, en general, se establecen en lugares públicos, haciendo ocupación de veredas o espacios similares. Hace un par de días, una decena de ellos ocupó toda una isla de la semipeatonal de 18 de Julio, incluso estacionando motos en lugares no habilitados.
De la semipeatonal, conviene recordar, fueron retirados todos los vendedores ambulantes que ocupaban 18 de Julio y enviados frente al baggashopping de la terminal de ómnibus. Y esa medida estuvo bien y fue resaltada en su momento.
Pero ahora la Intendencia debe extremar cuidado para que la semipeatonal se mantenga libre de vendedores ambulantes que están llegando (y seguirán llegando) para la Semana de la Cerveza. No sería para nada justo haber retirado a los ambulantes de Paysandú para permitir que ahora otros ocupen espacios que --además-- solamente deben estar al servicio del paseo en que se ha convertido el centro sanducero.
El que los visitantes vean un centro moderno, funcional y puedan sentirse partícipes del paseo por 18 de Julio, depende de su limpieza y de la ausencia de ocupantes del espacio público, lo que de hecho está claramente prohibido. Corresponde a la Intendencia velar para que se mantenga así.