Opinion | 04 Mar En su última edición, el diccionario de la Real Academia Española define la palabra ahorro, como la acción de “reservar alguna parte del gasto ordinario”, “guardar dinero como previsión para necesidades futuras” o “evitar un gasto o consumo mayor”. En las últimas horas, el gobierno aseguró que Uruguay ahorró unos U$S 10 millones con el adelantamiento de la hora durante el verano, que volverá al huso habitual desde el próximo domingo 10 de marzo. Además, fuentes gubernamentales indicaron que la medida contribuyó al cuidado del medio ambiente por el menor uso de derivados del petróleo para la generación energética.
El ahorro o “reserva del gasto” debería demostrar efectividad ante medidas similares. Sin embargo, el Estado ha tenido que responder con dinero en reiteradas oportunidades. Por ejemplo, pagó U$S 8 millones más por Pluna al Scotiabank --abonando una cuota más de los siete aviones Bombardier--, porque aún no cobró el aval del BROU y estudia acciones judiciales ante la falta de pago. Pluna no vuela desde julio de 2012, ha generado gastos por U$S 21 millones y aún quedan 21 cuotas. La última vencerá el 16 de febrero de 2023 y las cuentas indican que el Estado le debe al Scotiabank la suma de U$S 135.409.761. O podríamos hacer referencia a U$S 1.361.644, que solo los diputados uruguayos gastaron en dos años en viajes al exterior, aunque los legisladores reconocen que esos viajes, no tienen un retorno concreto para el país, salvo algunos específicos. Entre 2005 y 2012 se han gastado U$S 75.124.841 en misiones parlamentarias diplomáticas.
O un último ejemplo, con los cargos de particular confianza, donde el diputado Alfredo Asti recuerda que desde 2005 se definen como tal y cesan con el gobierno que los designó, cuando en las dos décadas anteriores se referían a “cargos de alta dedicación y especialización”. Si bien las vinculaciones con el Estado pueden ser múltiples, Asti aclara que al término de los primeros diez años de gobiernos progresistas, estos cargos costarán U$S 145 millones. Una cifra que “no será muy distinta a la de la década anterior, más allá de las diferencias de cambio que se hubiesen producido”. Significa que, en general, los gobiernos transcurridos no se han caracterizado por “reservar alguna parte del gasto ordinario” o “guardar dinero como previsión para necesidades futuras”, sino que han gastado los dineros públicos. Por eso, U$S 10 millones de ahorro con el adelanto de la hora, es un dato anecdótico.