Locales | 02 Mar “Empiezo una nueva etapa donde empezó mi vida”, confió a EL TELEGRAFO el nuevo administrador de Aduana de Paysandú, Horacio García Daglio, quien garantizó al comercio sanducero que seguirá “trabajando para que sus derechos sean contemplados” y que “si hay que poner mano dura, se hará”. García Daglio se sintió “alegre de haber sido partícipe porque en el transcurso de los últimos meses Paysandú ha batido el récord de incautaciones a nivel nacional. Trataremos de seguir en ese sentido y el Director Nacional de Aduanas prometió el apoyo para que pudiera traer de afuera inspectores que me suplanten en el puente, porque ahora deberé estar más en la oficina de calle Florida. Y va a venir gente que va a calzar los mismos puntos que yo, por lo que el comercio de Paysandú va a poder dar por garantido que vamos a seguir trabajando para que sus derechos sean contemplados”.
Sobre si va a haber “mano dura” en el puente internacional, dijo: “A veces para cumplir la ley no alcanza con el diálogo, y si hay que poner mano dura, se hará. En mi caso, vengo de un lugar donde la ley se cumple y la tolerancia es cero”.
Dijo que su interés es “rescatar la cristalinidad que debe tener la Aduana para que podamos seguir en el camino de una reestructura aduanera completa y lo que en parte hemos logrado es restaurar la ley y el orden en el puente y el respeto por las instituciones”.
“Y no solo de la Aduana, nuestra actividad desde diciembre ha hecho que gente de otros organismos agradeciera que tomamos de vuelta el mando en lo que respecta a los reglamentos. Y la gente que está en ese ‘trabajo’ que no se engañe, porque tiene que ceñirse a los reglamentos”.
Aduanero hace 30 años
Ingresó en la Aduana en 1892 y, “concursando con buena fortuna”, fue ascendiendo. “Lo que marcó mi vida en los últimos años fue haber conseguido la beca Fullbright a los Estados Unidos, que me llevó un año y medio haciendo una maestría en Derecho Internacional Humanitario y Derecho Internacional Aduanero en la Universidad de Minnesota”, acotó Horacio García Daglio, quien está casado y tiene “hijos y nietos en Uruguay, Brasil y Europa” pues tiene la ciudadanía italiana.
Cursó materias en las universidades de la República y Luterana de Brasil, pero proyecta continuar estudiando.
“Pienso que tal vez pueda terminar la carrera de abogacía ahora que tengo universidades más cerca, en el Este estaba demasiado lejos.
Pero vamos a ver el tiempo que me deja la Aduana, porque no es una de mis prioridades. Con lo que adquirí hasta ahora me da para cumplir la función, ya que el Administrador es un decisor y un juez en los casos de menor cuantía, aunque tenemos un departamento jurídico con el doctor Jorge Eduardo Laborde, que es un referente a nivel nacional y será un honor trabajar con él”, dijo.
En cuanto a los lugares en los que trabajó, mencionó: “Fui subadministrador en la Aduana del Chuy, y fui varios años secretario personal del Director General de Interior, que ahora es la Coordinación Operativa Territorial, lo que me dio un amplio conocimiento de todas las aduanas del Interior. De esos años me quedó una fuerte vinculación con los administradores de la época”.
“Soy un hombre de acción, y siempre estuve en primera fila en los momentos difíciles y fue lo que se precisó en Paysandú cuando vine en diciembre para cumplir con el cometido que era acomodar el puente. Se trataba de solucionar un problema de muchos años en Paysandú y se había tornado el uso de una actividad ilegal como un derecho y realmente no nos podemos olvidar que hay reglamentos que cumplir y que, para quien está en ese ‘trabajo’ supera con creces lo realmente permitido. Hemos achicado en un gran porcentaje el contrabando y lo sabemos por el gesto que tuvo el Centro Comercial de Paysandú, histórico e inédito, del reconocimiento que tuvo con un administrador saliente”, aseguró.
Raíces sanduceras
“La foto que nos sacó EL TELEGRAFO el día de la cena (con el Centro Comercial) fue en el mismo lugar donde mi padre conoció a mi madre”, dijo García, recordando que su familia materna es sanducera.
“Mi padre tenía el hotel cerca del cine Astor, y mis abuelos vivían en calle Ituzaingó”, sostuvo.
Bromeando con la vieja rivalidad sanducera-salteña, relató entre risas:
“Un día para castigo de mis primos, mis padres fueron a Salto y nací allí. Después vine y me fui a inscribir en Allavena y me decían que no podía ser un Daglio salteño”. Dijo que ya desde chico recorrió varios puntos del país, y su padre estuvo siempre en el ramo de hotelería.