Paysandú, Viernes 08 de Marzo de 2013
Opinion | 02 Mar Desde hace pocos días, tal como diera cuenta EL TELEGRAFO, toda la flota de vehículos del Hospital Escuela del Litoral cuenta con un sistema de control satelital que se suma al sistema electrónico de control de carga de combustibles, lo que determina que los doce móviles de esta dependencia de ASSE puedan tener un seguimiento completo.
Se trata de ocho móviles dispuestos para la ciudad y cuatro de zonas rurales, los que cuentan ahora con control por GPS, instalado gradualmente en las respectivas unidades a partir de noviembre, por lo que las autoridades de ASSE están en condiciones de conocer la posición geográfica de toda la flota con exactitud a través de un sitio web. La directora administrativa del Hospital, contadora Natalia Borrelli, dijo que el control satelital incorporado permite conocer la distancia que recorre el móvil, cuánto tiempo empleó en el viaje, cuánto demora en llegar a su destino, cuál es la velocidad que desarrolla y su velocidad promedio, y si se superan los 120 kilómetros por hora se activa un aviso por mensaje informando a la dirección, mientras que paralelamente también se controla el combustible a través del Sisconve (Sistema de Control Vehicular) provisto por Ancap.
Naturalmente, estas innovaciones no son ningún descubrimiento, desde que por regla general es aplicado por las grandes empresas a efectos de optimizar el uso de los vehículos, evitar abusos y mejorar la eficiencia del sistema, así como el cumplimiento de los objetivos de gestión trazados.
Pero mucho más aún lo debería ser en los organismos del Estado, así como en la totalidad de la flota de las intendencias sin excepciones, donde todos sabemos que hay notoria displicencia en el cumplimiento de horarios y funciones, y en muchas ocasiones también se abusa, se hurta combustible o no se cuida su consumo, a la vez de utilizarse las unidades para actividades particulares, desafectándolas de sus funciones específicas.
Y si ello es condenable en dependencias que no afectan directamente a los ciudadanos en áreas críticas, mucho más lo es cuando se practica nada menos que en el sector de la salud, en el que llegar unos minutos más tarde puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de los pacientes, y muchas veces no se dispone en el área de vehículos que deberían estar afectados al servicio que se reclama. A la vez se malgasta dinero de todos los uruguayos, que con mucho esfuerzo pagan al Estado de sus bolsillos para sostener el sistema, por lo que es de esperar que el monitoreo que se hace del funcionamiento vehicular no solo sea tomar nota de lo que se hace, sino que se actúe con la severidad del caso para aplicar las normas y hacer que todos las cumplan.
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