Paysandú, Sábado 09 de Marzo de 2013
Locales | 03 Mar QUE INJUSTICIA LA JUSTICIA
¡Que lío se armó al transferirse a una Juez de la órbita penal a la civil! Algo que se debería tomar como normal, se tornó en atípico, se fue transformando en político y terminó en una tragicomedia, con lágrimas de la afectada la sanducera, Mariana Mota Cutinella, y un circo grecoromano de la izquierda, en donde protagonistas como Viglietti, Galeano, Zabalza e Irma Leites eran con cara de acongojados los protagonistas de una vergonzosa representación teatral. Mientras tanto en el interior de nuestro departamento, una jornada de caza se transformó en tragedia, cuando por error y creyendo que se trataba de una presa un guía de cazadores disparó dando muerte a quien le había contratado horas antes para cumplir con su cometido.
El juez subrogante Javier Book luego de analizar el triste episodio, dispuso el procesamiento con prisión de M.I.B.C., de 42 años, como autor de un homicidio culposo. Hasta aquí los acontecimientos de un solo día. Pero recordemos qué pasó el 7 de agosto de 2011: el agente de segunda Wilson García López fue alcanzado en su abdomen por una bala 9 milímetros de una pistola reglamentaria que empuñaba otro policía (G.P.) cuando arribaban para colaborar en apoyo a un incidente en las afueras de la ciudad.
En aquella oportunidad un sujeto con alteraciones mentales de iniciales L.I.G.A. se encontraba efectuando disparos con un rifle en una vivienda ubicada en la zona del Monumento a la Virgen.
Un móvil con dos efectivos se trasladó hasta el lugar y se entrevistó fuera de la casa con el padre del hombre, quien habría manifestado que el problema se había generado por una discusión familiar.
Según pudieron establecer los efectivos, el hombre --postrado en una silla de ruedas, ya que había intentado suicidarse-- había disparado contra su novia, su madre, su hermana y su padre, pero finalmente estaba descargando su arma apuntando en varias direcciones, por lo que los vecinos estaban atemorizados.
Mientras el personal policial dialogaba con el padre del agresor, manifestándole que debían tomar medidas de seguridad para resguardar la integridad de los presentes, el hombre, instalado detrás de un árbol a unos 200 metros al sur de la finca, apuntó a los funcionarios policiales y efectuó un par de disparos. Los policías se dispersaron y buscaron refugio, al tiempo que solicitaron apoyo a la comisaría.
Uno de los móviles de la DGA era ocupado por el Agente de Segunda, Wilson García López, de 40 años, y otros tres policías que descendieron empuñando sus armas de reglamento. Con el fin de delimitar el perímetro para salvaguardar la vida de terceros y la propia integridad, los efectivos subieron al patrullero para trasladarse a otro punto, por lo que García puso en movimiento el vehículo sin percatarse de que su acompañante G.P. no había ingresado completamente. G.P. perdió el equilibrio y efectuó dos saltos para poder ingresar, momento en el que accionó “imprudentemente” su pistola calibre 9 milímetros, la cual no estaba con el seguro puesto (grave error en un policía, pues sabe cómo debe proceder).
La bala ingresó en el flanco derecho de mi cuñado, hiriéndolo en el abdomen. De inmediato fue trasladado al Hospital Escuela del Litoral (es algo que aún no entendemos, pues tenía que haber sido directamente a Comepa y no al Hospital), y luego derivado al Servicio de Emergencia de Comepa, donde se le diagnosticó “herida de arma de fuego con orificio de entrada a nivel de hipocondrio derecho y orificio de salida en hipocondrio izquierdo”, con peligro de vida, falleciendo en horas de la noche. Esto es lo que dice el informe y lo que declararon los testigos, de lo ocurrido. ¿Es lo que ocurrió, nadie tuvo más nada para decir?
Ante la consulta de si hubo error en el procedimiento, el director nacional de Policía, inspector principal (R) Julio Guarteche sostuvo que “si hubo un accidente es porque hubo un error, como eso lo estamos tomando, con la enseñanza que nos deja para incluir dentro de nuestras capacitaciones y mejorar este aspecto para evitar que ocurran este tipo de hechos”.
“Las capacitaciones existen y se dan más en el área metropolitana, por razones obvias”. Lo de Policía Nacional en la insignia, es un tema de merchandising. Cabe aclarar que al momento de suscitarse este incidente no había presente ningún oficial o jerarca policial, por lo que quienes actuaban eran funcionarios subalternos.
Por su lado el juez penal de Cuarto, doctor Pablo Dalera, tras tomar declaración a testigos, familiares y el imputado, resolvió el procesamiento sin prisión de L.I.G.A. por un delito de lesiones graves especialmente agravado.
En tanto, el funcionario policial, de iniciales G.P., que portara el arma cuyo disparo causó la muerte a Wilson García López, fue puesto en libertad. En cuanto a L.I.G.A, este había tenido un problema sentimental por lo que intentó autoeliminarse disparándose en la cabeza. En esa oportunidad resultó con una grave lesión que le provocó una parálisis en las piernas.
No se le mandó a prisión por su condición, entendiendo Dalera que no había lugar de contención para este enfermo mental, por lo que está libre para volver a hacer lo que quiera. (Muchas personas son enviadas al Hospital Vilardebó). A que quiero llegar con esto es a lo siguiente: a mi cuñado lo mató otro policía, (G.P.), quien por estos días fue ascendido a cabo. ¿Qué mérito ha tenido para ello, que alguien me lo explique? Y lo otro ¿cuál es la diferencia entre lo que le pasó a mi cuñado y al infausto cazador? Los dos terminaron muertos.
Ahora, recordemos otro caso similar y sus consecuencias, ocurrido en febrero de 2012.
La crónica policial daba cuenta ese día de un oficial muerto y un policía preso. Fue el saldo del imprudente manejo del arma de reglamento de un agente de primera de la Seccional 6ª del barrio Maldonado Nuevo.
El oficial subayudante Diego Mattos (28) revistaba en la referida repartición cuando, desempeñándose como oficial de guardia, decidió concurrir al barrio Hipódromo de la ciudad de Maldonado. Vecinos de una vivienda de esta problemática zona fernandina habían denunciado el ataque a pedradas por parte de desconocidos. Allí se dirigía Mattos, en una camioneta de la comisaría, cuando recibió un tiro por la espalda disparado por un efectivo que viajaba en el asiento trasero.
El caso quedó en manos de la jueza penal Adriana Graziuso, con la intervención de la fiscal letrada Stella Lorente. Tras la reconstrucción del hecho la jueza dispuso el procesamiento y prisión del agente, de iniciales C.P., de 34 años, por el delito de “homicidio culposo”.
¿En qué difiere un caso de otro? Solo nosotros, familiares del agente de segunda Wilson García López, asesinado por otro Policía, que ahora ostenta en Grado de Cabo, sabemos lo que se ha sufrido, se sufre y el vacío que dejó.
Lo que me queda muy claro hoy a 18 meses que mataron a mi cuñado es la desprolijidad de las jerarquías policiales sanduceras, sumado a la liviandad de la justicia actuante en el caso, lo que me hace pensar en qué injusticia la justicia para Wilson.
Se disimuló el impacto del luctuoso caso con un circo montado por el Ministerio del Interior en coordinación con la Jefatura de Policía, desde el velatorio, los discursos y el entierro. Tengo la conciencia tranquila, porque sé la clase de persona que era Wilson, los que callaron y callan, los que bajan la cabeza, son y serán unos pobres y tristes cobardes que llevan un uniforme que no merecen.
Pero ¿los actores en este luctuoso caso la tienen?
Montesquieu decía: “Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad”.
Ruben Roberto Castelli
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