Deportes | 11 Mar La esperanza de clasificar a las semifinales de la Copa Nacional de Selecciones, de dar un paso más rumbo al gran objetivo de poder pelear por el título, se esfumó en una definición por penales.
La Blanca no pudo superar un duro escollo como lo fue Tacuarembó, que tras el empate sin goles en el Goyenola tuvo la posibilidad de ir cerrando el partido en el segundo tiempo de la revancha, para asegurarse la instancia de los penales, en la que no perdonó.
Paysandú tuvo el triunfo en los pies de Patritti, que fue el protagonista de la mejor jugada sanducera a lo largo del partido disputado el sábado en el Estadio Artigas, pero el golero Vaz terminó por rechazar de manera increíble el balón con los pies, para estirar a tres partidos la sequía de gol del equipo local.
Los rojos solo tuvieron una ocasión clara de gol a lo largo del partido. Y si bien el local no generó muchas, tuvo dos o tres a disposición pero no pudo sacar ventaja, luego de mejorar futbolísticamente tras un primer tiempo dubitativo.
Más allá de que el equipo de Ramón Silvera quiso, los penales parecían inevitables. Y Tacuarembó hizo la diferencia en la definición.
Paysandú comenzó mal, sin poder anotar los tres primeros remates, mientras que Federico Acosta intentaba sacar pecho por sus compañeros. El golero atajó dos, y otros dos bien pudieron ser suyos, de no mediar la mala fortuna.
Lo cierto es que Paysandú quedó por el camino. La ilusión del plantel, del cuerpo técnico, de los allegados y de los hinchas, pareció diluirse con la copiosa lluvia que cayó sobre el Estadio Artigas.
Más allá del desenlace, el plantel puede sentirse cumplido. Primero porque trabajó lo suficiente como para dar un nuevo paso en el campeonato, y segundo porque dejó todo en cada uno de los partidos. Nada puede reprocharse porque lo dejó todo.
El rendimiento del equipo fue creciendo a medida que transcurrieron los partidos, algo que era lógico. Y en los últimos tres partidos apeló a la experiencia, a morder la cancha cuando las cosas no salían futbolísticamente aunque, más allá de la esperanza de todos de ver buen fútbol, estaba claro que la premisa era superar de cualquier manera cada uno de los escollos.
En los últimos compromisos apareció solo por momentos el buen juego que se había mostrado en varios partidos anteriores. Tampoco el equipo titular estuvo en su totalidad a la orden, por suspensiones o lesiones, lo que llevó a realizar variantes aunque, en ese aspecto, fue vital el hecho de no tener en condiciones a Parodi, el que podía no solo aportar su talento en estas instancias sino también su capacidad de pensar los partidos.
Con el diario del lunes se podría escribir un libro, pero a la hora de pasar raya quedan muchas cosas positivas de cara al futuro.
Lo principal es que el esfuerzo del plantel, que trabajó en soledad más allá de los delegados o en principio de Washington Meireles, que acompañó al grupo, permitió sortear un grupo parejo en la primera fase, dejar por el camino a Rivera y pelearle palmo a palmo la clasificación a un Tacuarembó prolijo, fuerte.
Pero, como contrapartida, hace mucho que Paysandú no imaginaba un futuro importante en la Copa. Porque Tacuarembó no fue más, y porque imaginando lo que se venía, la Blanca tenía chances inmejorables de poder pelear arriba.
Pero no fue. Será entonces tiempo de pasar raya y de hacer el balance necesario, no solo deportivo, para subsanar errores de cara a lo que se viene.