Paysandú, Lunes 18 de Marzo de 2013
Opinion | 18 Mar Evidentemente son pocos los gobernantes que no son permeables a las críticas, provengan de donde provengan y del tono que sean, aunque en realidad en la mayoría de los casos resulten fundadas o sean consecuencia de puntos de vista que no necesariamente coinciden con la visión oficial, cuando a la vez, por regla general, existe un séquito de incondicionales que crea un microclima que da lugar a la sensación falsa de que todo va bien y de que no hay nada de qué preocuparse.
También están las críticas interesadas, que persiguen un fin político-partidario, pero del sentido común, la habilidad y la “cintura” del gobernante depende que se sepa separar la paja del trigo, y que se tome en cuenta lo que se siente en la calle o en otros ámbitos no necesariamente incondicionales al poder para tomarle el pulso a la realidad, porque de ello depende muchas veces que se establezcan los eventuales correctivos a tiempo o que por el contrario, se entienda conveniente seguir por el mismo rumbo para darle continuidad a lo que se percibe se va por buen derrotero.
Lamentablemente, en el caso del presidente José Mujica, el mandatario tiene reacciones contradictorias, que dependen muchas veces de su talante y aparentemente no de un análisis más o menos profundo del escenario y las condicionantes, a lo que se agrega su inclinación incorregible por lanzar al aire comentarios “de boliche”, que pueden resultar oportunos y ocurrentes en una rueda de café, entre amigos, pero no ante una opinión pública y observadores que interpretan que lo que se expresa es fielmente el pensamiento del presidente de la República y del gobierno.
Así, molesto con las proyecciones de analistas que vienen alertando de un creciente deterioro fiscal, el presidente José Mujica la emprendió en las últimas horas contra el economista Gabriel Oddone, aunque admitió que Uruguay puede enfrentar “alguna dificultad”.
“Estamos infectados de economistas, escribanos y abogados. Oddone no se subió en su vida a un arado ni en pedo, pero bueno, es importante darle pelota. Si caemos en el `va a haber tanto de esto y de lo otro’, nos rendimos de entrada y estamos fritos. Nos entregamos”, aseguró el presidente durante su visita a la Expoactiva en Soriano.
Oddone, socio de CPA-Ferrere, dijo el viernes que la economía uruguaya necesita un “ajuste de precios” para “abaratarse” y anticipó que la situación fiscal “va a permanecer algo fragilizada” aunque descartó una crisis.
Ante esto, Mujica igualmente reconoció que “siempre ha habido temporales. Es probable que tengamos alguna dificultad”.
Claro, el mandatario ha tratado de argumentar en contra de quien emitió el concepto con un falso paralelismo, desestimando la opinión de quien conoce de economía porque nunca se ha subido a un arado, lo que nos recuerda los intentos de desacreditar programas de vivienda en Inglaterra porque el ministro que los propuso no sabía levantar una pared en su casa.
Esta comparación impresentable podría servir para engañar a un niño, pero no a un adulto que tenga por lo menos dos dedos de frente, y con buena voluntad podríamos considerar que se trata de un “lapsus presidencial” producto de su mal talante del momento ante lo que considera críticas infundadas.
Esta fue la segunda vez en una semana que el presidente la emprende contra los profesionales. El jueves, en su audición radial de M24, Mujica cuestionó a los abogados que litigan contra el Estado, a los que catalogó de “una de las peores patologías” y de “formas parásitas de picapleitos que viven escudriñándole los intestinos al Estado y terminan en muchos casos robándole suculentas sumas”.
Los dichos de Mujica desencadenaron una andanada de críticas, bromas y apoyos en el ámbito político, incluyendo la red social Twitter.
El economista Javier de Haedo escribió que “volvió el Mujica real, insultando al economista que dice algo que no le gusta. Esta vez le tocó a Oddone”.
Por su parte, el senador José Amorín Batlle (Proba) subió a la red: “Mujica: “Estamos infectados de economistas, abogados y escribanos”. ¿Universitarios son un mal para Uruguay? ¿Así apostamos a la Educación?”. Y agregó: “Nuestra solidaridad con Oddone. Y no deje de opinar a pesar de los agravios. Total, nadie se sube a un arado. Pero Mujica no lo sabe”.
En realidad el mandatario lo sabe, o debería saberlo y sobre todo acordarse que zapallos y boniatos son cosas distintas aunque ambos sirven para hacer puchero.
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