Paysandú, Martes 19 de Marzo de 2013
Opinion | 12 Mar Para la mayoría de nosotros, navegar por la red se ha convertido en algo natural. Pero para millones de personas con discapacidad, Internet sigue siendo un territorio hostil. No debería ser así.
Se han realizado grandes progresos en lo que se refiere a las tecnologías que permiten el acceso a la red. Muchas de las grandes empresas que han adaptado sus sitios consideran que el esfuerzo valió la pena, en términos de publicidad positiva, incremento del tráfico web y, en muchos casos, ingresos adicionales.
Este es un enorme mercado potencial, si se considera que en el mundo alrededor de mil millones de personas viven con algún tipo de discapacidad. De acuerdo a lo informado por la Organización Internacional del Trabajo, que se encuentra preocupada por este tema, hay historias de éxito que respaldan esta afirmación.
Tesco, por ejemplo, puso en funcionamiento una versión totalmente accesible de su supermercado virtual. El desarrollo del sitio costó 35.000 libras esterlinas (52.000 dólares) y genera alrededor de 1,6 millones de libras en ingresos anuales, según un estudio de caso citado por la Iniciativa para la Accesibilidad Web del Consorcio de la World Wide Web (W3C).
Otra empresa británica, la Legal & General Group, declaró que después de implementar cambios en la accesibilidad en 2005, su sitio recibió casi el doble del número de visitantes en búsqueda de cotizaciones o productos financieros. Los cambios redujeron los costos de mantenimiento de dos tercios, de acuerdo con la empresa.
Sin embargo, el Estado en el marco de sus políticas de gobierno electrónico y transparencia tiene la obligación moral de poner sus sitios web accesibles para cualquier persona, algo que al menos en Uruguay no está siendo contemplado a pesar que nos enorgullecemos de ser el país latinoamericano con más exportaciones de software, por ejemplo.
La transcripción de sonido, que permite que las personas con deficiencias auditivas puedan leer los contenidos audio de la computadora; el reconocimiento vocal, que permite controlar el equipo con la voz como una alternativa al ratón para las personas con movilidad reducida, y los programas de lectura de pantalla y de conversión de texto en braille, que permiten a las personas invidentes utilizar la computadora, son sumamente útiles a la hora de abrir a quienes tienen alguna discapacidad el universo de la comunicación en línea y la posibilidad de realizar trámites o comprar sin salir de su casa. Evidentemente, queda mucho por avanzar todavía.
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