Opinion | 21 Mar El agua es un recurso fundamental para la existencia humana y, en general, la vida en el planeta. La cooperación en la esfera del agua es crucial para la seguridad, la lucha contra la pobreza, la justicia social y la igualdad de género. La buena gestión y la cooperación entre los diferentes grupos de usuarios promueven el acceso al agua, la lucha contra su escasez y contribuyen a la reducción de la pobreza.
A su vez, la cooperación permite un uso más eficiente y sostenible de los recursos hídricos y se traduce en beneficios mutuos y mejores condiciones de vida. También es fundamental para la preservación de los recursos hídricos y la protección del medio ambiente.
Estas cuestiones que a veces pasan desapercibidas, especialmente en un país donde casi la totalidad de sus habitantes tiene acceso al agua potable, representan grandes desafíos para el futuro de cualquier nación, incluso la nuestra.
Los cambios en el uso de la tierra, la contaminación por la actividad industrial, productiva y hogareña, así como los hábitos que reproducimos día a día son cuestiones que importan mucho cuando centramos nuestra atención en la gestión de un recurso tan vital como el agua dulce.
En este sentido, la preocupación de los ciudadanos de litoral respecto a la posibilidad de contaminación de aguas subterráneas y superficiales por el uso de una técnica de extracción de hidrocarburos llamada fracking o “fractura hidráulica” es tan legítima y válida como la de los alumnos, docentes y vecinos de escuelas rurales que carecen de agua potable por estar sus pozos contaminados y además sufren las demoras de la ejecución de obras que debe realizar o supervisar OSE.
Otro tema que ha estado muy presente en los medios en estos días es el concerniente a las algas que afectaron el agua potable de Montevideo, razón por la cual el tema tomó amplia difusión aunque estas algas son harto conocidas y un problema frecuente para quienes vivimos en el litoral. En este sentido, cabe recordar que durante el verano ha habido --cada vez más frecuentemente en los últimos años-- importantes floraciones algales que afectan, por ejemplo, el uso de las playas.
En definitiva, aunque contamos con abundantes cursos de agua y reservas subterráneas, las amenazas existen y deben ser tenidas en cuenta tanto por el Estado y las autoridades de turno que toman decisiones que pueden generar afectaciones, como por los ciudadanos que necesitamos reflexionar sobre estos aspectos y velar por la prevención y seguridad de los recursos naturales así como hacer un uso más adecuado.