Paysandú, Domingo 24 de Marzo de 2013
Opinion | 17 Mar La reapertura de la vieja textil Paylana ahora como Tessamerica y a cargo de sus trabajadores mediante una cooperativa confirma una nueva manera de producir riqueza y generar trabajo en Uruguay. Si bien los primeros casos que se han registrado en el país como la curtiembre El Aguila, Funsacoop con sus altibajos, la ex Cristalerías y algunos más --como la propia Tessamerica-- han sido para recuperar empresas cerradas con deudas impagables, las posibilidades que se abren mediante las nuevas herramientas del Estado son muy auspiciosas.
Mientras que la forma histórica de generar riqueza y dar trabajo era que uno o un grupo de empresarios arriesgara su capital fundando una empresa, particularmente para agregar valor a los bienes primarios o los frutos del país, ahora ya no es necesario esperar que surja esa voluntad, que dicho sea de paso ya prácticamente no se ve, al menos en la magnitud que fue hace 50 o 60 años.
Es que la cooperativización de los esfuerzos --algo que Paysandú conoce desde hace muchas décadas y lo tiene muy asumido-- permitirá que ahora esos grupos puedan acceder al capital necesario para no solo “recuperar” sino también comenzar y desarrollar emprendimientos productivos que traerán de la mano trabajo y distribución de la riqueza que se genera para toda la sociedad.
Ya dejaron de ser tiempos de todos esperar que los llamen a trabajar donde haya una vacante y cumplir las ocho horas. Se trata de crear las fuentes de trabajo desde el saber, el conocimiento y las destrezas que pueda tener un conjunto de personas que tengan como meta trabajar y tener un ingreso digno para su familia y que obviamente se reflejará en el entorno social.
La creación del Instituto Nacional Cooperativo (Inacoop) fue un paso fundamental para poder centralizar este tipo de inquietudes, y es un lugar donde los uruguayos --como colectivo y no individualmente-- encuentran el respaldo necesario para organizarse y capacitarse si es que tienen una propuesta concreta, viable y autosustentable. Y la herramienta del Fondo de Desarrollo (Fondes) es la forma de conseguir el capital necesario para estos emprendimientos.
Esto, que no minimiza ni quita importancia al capital que los privados estén dispuestos a arriesgar en emprendimientos productivos, abre otra posibilidad para los ciudadanos aunque también abre otro sentido de responsabilidad desde que ese colectivo será el receptor de los beneficios de la empresa, pero también deberá correr con la responsabilidad de cumplir con todas las obligaciones que corresponden.
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