Paysandú, Domingo 24 de Marzo de 2013
Deportes | 23 Mar URUGUAY 1 PARAGUAY 1
Escenario: Estadio Centenario. Arbitros: Wilmar Roldán, Humberto Clavijo y Eduardo Díaz (colombianos).
Uruguay: Fernando Muslera; Maximiliano Pereira (67′ Gastón Ramírez), Diego Lugano, Diego Godín, Alvaro Pereira; Alvaro González, Diego Pérez (46′ Egidio Arévalo Ríos), Nicolás Lodeiro, Cristian Rodríguez (46′ Edinson Cavani); Luis Suárez y Diego Forlán. DT: Oscar Tabárez.
Paraguay: Diego Barreto; Iván Piris, Paulo Da Silva, Pablo Aguilar, Miguel Samudio; Víctor Ayala, Fidencio Oviedo, Richard Ortiz (65′ Edgar Benítez), Cristian Riveros; Nelson Haedo Valdez (79′ Jonathan Fabro) y Oscar Cardozo (65′ Luis Caballero). DT: Gerardo Pelusso.
Goles: 82′ Luis Suárez, 85′ Edgar Benítez.
Amonestados: Diego Godín, Diego Pérez, Maximiliano Pereira, Alvaro González (U); Oscar Cardozo, Fidencio Oviedo, Pablo Aguilar, Luis Caballero (P).
Nueve meses y el nene no sale. Ese es el tiempo que no logra ganar. La última victoria fue en aquel amistoso ante Polonia, en noviembre del año pasado. Y por eliminatorias, hace cinco partidos que la selección celeste no festeja.
Es demasiada ventaja haber sumado solo dos puntos en 15. Y la tabla lo refleja. Anoche, cuando el grito que estaba atragantado parecía encontrar el camino, Uruguay volvió a pecar. Volvió a dejar puntos por el camino y, para colmo, el empate 1 a 1 frente a Paraguay, en casa, complica y mucho las aspiraciones mundialistas del equipo de Oscar Tabárez.
La Celeste intentó hacerse fuerte, quiso encontrarle la vuelta a un partido que, como se esperaba, tuvo a los guaraníes esperando con dos férreas líneas de cuatro. Y por momentos lo logró, aunque sin ser nada de otro mundo.
A Uruguay le costó todo. No le fue fácil vislumbrar el camino al área rival, no se acordó de abrir la cancha y terminó, poco a poco, en un embudo que los guaraníes taparon sin demasiados inconvenientes.
Lodeiro fue el que más quiso, el que intentó jugar, buscar los espacios. Pero los celestes llegaron forzados, aunque con chances claras en dos o tres ocasiones. El golero, por ejemplo, hizo dos grandes atajadas, ante Alvaro Pereira y el propio Lodeiro, para evitar la caída de su valla. Forlán tuvo un cabezazo llovido que terminó la pelota por encima del travesaño, y poco más.
Mientras, Paraguay hacía lo suyo, lo que se esperaba. Hacía su negocio: aguardó firme y esperó pacientemente la posibilidad de dar el zarpazo. Y estuvo cerca cuando casi aprovecha una mala salida uruguaya. Para el complemento, con este panorama poco alentador teniendo en cuenta la necesidad de ganar, Tabárez apostó a los cambios. Luego de que los guaraníes tuvieran la pelota en los primeros minutos del segundo tiempo, Uruguay tuvo la chance más clara de convertir hasta ese momento, pero el primer asistente se comió un penal clarísimo sobre Cavani, que prácticamente fue tackleado.
El reloj comenzó a ser el segundo rival celeste. El paso del minutero fue desdibujando al equipo, que no encontraba la receta para poder sortear dos líneas de cuatro cada vez más apretadas, dejando menos espacio para maniobrar.
Por eso, todo hacía indicar que el partido sería, en caso de que llegara, de un solo gol; que el que pegara primero, se quedaría con los tres puntos.
Los guaraníes encendieron la señal de alerta cuando, tras una mala salida celeste, se colaron entre los dos zagueros para definir a las manos de Muslera.
Había que estar más atentos que nunca para evitar una sorpresa. Porque, más allá de las limitaciones, Uruguay había querido y generado más a lo largo del partido.
Cavani se lo perdió al recibir solo y mandar la pelota afuera. Y Lodeiro, con gran remate, hizo que Barreto volara para evitar el gol celeste. Hasta que apareció Suárez, que las había peleado todas y que había exigido, aunque entreverado, a la defensa rival. Se mostró tras un centro medido de Lodeiro para sacarse la bronca y definir cruzado. Era el gol del partido. Iban 82 minutos y la victoria estaba asegurada. Era cuestión de tener el balón y, con suerte, hasta aprovechar un contragolpe en caso de que los paraguayos, necesitadísimos, salieran a jugarse el todo por el todo.
Pero los dirigidos por Gerardo Pelusso no necesitaron ni esforzarse. Aprovecharon un pelotazo frontal enviado desde su propia cancha, y le sacaron jugo a la mala salida de Lugano, quien peinó la pelota para que Benítez agradeciera un regalo sorprendente, y bañara con agua fría a los celestes.
Uruguay la tuvo, pero volvió a dejarla pasar. Otra vez sopa. Otra vez puntos por el camino, y en casa. Increiblemente la aspiración mundialista está intacta, aunque ahora deberá buscar un buen resultado ante Chile de visita, y sin los suspendidos Diego Pérez y Maxi Pereira.
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