Locales | 26 Mar “5”. Vicentico. Anfiteatro del Río Uruguay. Domingo 24 de marzo de 2013.
No fue un show rockero. No hubo arenga para que el público se levantara en ovación y griterío. No hubo estallidos de batería. En cambio, llegó un autor que ha sabido pasar del ska al “soft rock” o al romanticismo sin perder esa cualidad de música en balada rítmica, que no se aleja tanto del rock, pero que sí marca diferencias.
El zurdo Vicentico, a lo largo de hora y media, luchando contra un incipiente catarro (“cosas de la edad”, dijo el casi cincuentón) atrapó desde la pureza y belleza de sus letras, desde el decidido estilo acústico, en un recital dominado por las cuerdas, con cuatro guitarras y un bajo. Además, teclados y batería.
Inició el show con “Morir a tu lado” y siguió con “Ya no te quiero”, “Viento”, “El pacto”, “Siguiendo la Luna” (de la época de Los Fabulosos Cadillacs), “Vasos vacíos” (que cantó a dúo con Celia Cruz en el disco “El ritmo mundial”, también de los Fabulosos), “Algo contigo”, de Armando Manzanero, “Si me dejan”, “Un diamante”, “Solo hay un ganador”, versión de “The winner take it all”, de Abba, y “Paisaje”. Después se despidió, salió del escenario, fumó rápidamente un cigarrillo y retornó para el primero de dos bises, en los que cantó “Creo que me enamoré”, “Tiburón”, “Basta de llamarme así” (de la época Fabulosos), y “Los caminos de la vida”. Hay conciertos que marcan la personalidad detrás del artista. Éste es uno de ellos. No usó elementos externos o enfervorizantes.
Llegó con su música, utilizó un planteo musical basado en guitarras y bajo, supo quedar solo en medio del escenario con su propia guitarra, o acompañado por el piano (para “Algo contigo”) y derrochó ese talento que tiene para cantarle a las mil formas del amor. Terminó con una caricia al espíritu, con un tema con más de una lectura, que seguramente tiene alguna línea autobiográfica y que mantuvo la estructura del show, esa manera “soft” de llegar a la música, de golpear la puerta del alma, de decir desde el corazón: “Los caminos de la vida”. Los hay mucho y nada sencillos. La cuestión es andarlos. E.J.S.